PARTE 18   ISRAEL: LA EXPERIENCIA DE LA MISERICORDIA DIVINA

De acuerdo con nuestros sabios, el Nombre inefable de Di-s de cuatro letras, Havaiá (que traducimos aquí como “ Di-s ”, en letra itálica, inclinada), denota el atributo de misericordia de Di-s, mientras que el nombre Elokim (que traducimos aquí como “Di-s”, no en itálica) representa Su atributo de juicio. En consecuencia, este mandamiento puede ser interpretado: “Oye, Oh Israel: Di-s [el todo misericordioso] es nuestro Di-s [quien se nos presenta en la naturaleza a través de Su atributo de juicio, pero no obstante] Di-s es Uno [y sabe que todo no es más que un aspecto de Su absoluta misericordia]”.

Esta capacidad de ver los aparentemente divergentes fenómenos de la vida como manifestaciones de una sola fuente absolutamente misericordiosa, es exclusiva del pueblo judío. Es verdad que otros pueden ser capaces de entender este ideal, pero sólo el judío –a través de una contemplación y meditación apropiada- hace de esta forma de vida una parte esencial de su propio ser.

Por este motivo, en el verso: “Oye, Oh Israel…”, sobresale el nombre Israel . Al contrario de “Iaacov”, que es el otro nombre genérico del pueblo judío (ambos correspondientes a la sefirá de tiferet , el este o frente, como ya se explicó), “Israel” significa la experiencia del alma judía en su estado puro y absoluto, como “una verdadera parte de Di-s en lo alto”.

Esta es también la razón de que este verso –el primero del kriat Shemá (la lectura diaria del Shemá)- es la declaración central del judaísmo. De aquí proviene no sólo nuestra fe en la absoluta unidad de Di-s, sino también la esencia de nuestra raíz espiritual Israel.

Israel es simbolizada en la Torá como un árbol. Cada alma judía corresponde a una letra de la Torá, “el Arbol de la Vida”. La vida en forma general aparece por primera vez en el tercer día de la creación, el día que corresponde a la sefirá de tiferet y la dirección frontal. Tiferet significa “belleza”. En la Torá, la raíz gramatical de tiferet peer , es utilizada para describir el bello follaje de un árbol, la cumbre de la creación del tercer día. Más aún, el Mashíaj mismo, la más grande de las almas de Israel, es llamado una “planta” ( tzemaj ) por los profetas.

Al ejecutar el mandamiento “Oye, Oh Israel, Di-s es nuestro Di-s, Di-s es uno”, participamos del Arbol de la Vida y rectificamos el pecado original de comer del fruto prohibido del Arbol del Conocimiento del Bien y el Mal. “Oye, Oh Israel…” es la comprensión y el conocimiento que el origen último de lo que se nos aparece como bueno o malo es todo bondad y misericordia Divina. Este conocimiento lo ponemos siempre al frente de nuestra conciencia.

Emular al Creador

De momento que a través de este mandamiento el judío se vuelve extremadamente conciente de su naturaleza Divina interior, esto lo inspira a vivirlo al máximo, es decir, emular a su Creador. Y por cuanto que la misericordia ( rajamim ) es el atributo más esencial de Di-s, la meditación en la unidad de Di-s produce sentimientos de misericordia dentro del judío. Estos están dirigidos primeramente a la chispa Divina que hay dentro de cada judío (incluyéndolo a él) para redimirla de su propio “exilio” y así a toda la realidad en general, para redimirla de los grilletes de su “exilio” esparciendo el conocimiento y la conciencia de Di-s.

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