NASÓ: LA PARASHÁ MÁS LARGA

176: UN GRAN NÚMERO

La parashá de esta semana, Nasó, es la parashá más larga en la Torá. Tiene 176 versos en total.

El número 176 se relaciona particularmente a la longitud (o el desarrollo completo, tal como veremos). ¡El capítulo más largo en la Biblia entera, el capítulo 119 de Salmos, también tiene 176 versos exactamente! ¡También, el tratado más largo del Talmud, el tratado Bava Batra tiene 176 páginas! Estos tres ejemplos del 176 respecto a la longitud, se corresponde con los tres usos del nombre de nuestra parashá Nasó, en la propia parashá, como será explicado.

Multiplicando 176 por 3 (uno por el número de versos en la parashá Nasó, uno por el número de versos en Salmos 119, y uno por el número de páginas en el tramo Bava Batra) obtenemos 528 = △32 ( △n se lee “triángulo de n” e indica la suma de enteros de 1 a n). 528 es el valor numérico de dos versos que indican longitud y grandeza: “Cómo son grandes Sus actos”[1] (מַה גָדְלוּ מַעֲשֶׂיךָ, má gadelú maaseja) y ;”para que se aumenten vuestros días”[2] (לְמַעַן יִרְבּוּ יְמֵיכֶם, leman irbú iemeijem).

En la Torá, hay un principio bien conocido, que todo sigue al comienzo. La primera palabra de la parashá Nasó se traduce como: “Y Él [Dios] Habló” (וַיְדַבֵּר, vaidaber); la primera palabra de Salmos 119 es “Feliz” (אַשְׁרֵי, ashrei); la primera palabra del tratado de Bava Batra es los “Socios” (הַשׁוּתָפִין, hashutafim). La suma de las tres primeras palabras: “Y Él habló”, “Feliz” y “Socios” (אַשְׁרֵי הַשׁוּתָפִין וַיְדַבֵּר ) suman 1584 también múltiplo de 176: 1584 = 9 ∙ 176  ó  1584 = 3 ∙ 528.

Nasó y 176

176 es el punto medio de 351, que es la guematria de Nasó (נָשֹׂא), el nombre de nuestra parashá. 351 = 26, donde 26 es por supuesto la guematria del Nombre esencial de  D´s, Havaiá (י־הוה).

Hay una explicación bien conocida, que las palabras que empiezan la parashá Nasó,  “Eleva la cabeza [de los hijos de Gershón también]”[3] (נָשׂא אֶת ראשׁ, nasó et rosh), también alude a elevar cada letra de la palabra “cabeza” (ראשׁ, rosh) reemplazándola con la siguiente letra en el alefbet. Las letras que comprenden la palabra cabeza son  reish (ר), alef (א), y shin (ש). Reemplazándolas de esta forma llegamos a:

ר –> ש
א –> ב
ש –> ת

La resultante de estas tres letras juntas, shin (ש), bet (ב), y tav (ת) forman la palabra “Shabat” (שָׁבָּת). Pero lo que es verdaderamente asombroso, es que el valor de “Nasó” (נָשֹׂא), 351 ¡ es exactamente el punto medio de “Shabat” (שָׁבָּת), 702!

La Sección Dorada

Para cada parashá, los maestros de la tradición masorética nos proporcionaron una palabra particular (o palabras) cuyo valor numérico iguala el número de versos en la parashá. Cada palabra se relaciona con un simán (literalmente, un signo) de la parashá. Para la parashá Nasó, el Mesorá da dos de esos signos que son nombres propios hebreos, Amos (עָמוֹס) y Aminadav (עַמִינָדָב).

Ambos nombres propios comienzan con dos letras ain (ע) y mem (מ), las cuales juntas deletrean la palabra hebrea “nación” (עַם, am). En cada simán, sólo el valor de las dos primeras letras, עם es 110, ó 5 ∙ 22. Por supuesto, el valor de las letras restantes de cada simán es 66, ó 3 ∙ 22.

Si el valor completo de cada simán es 176, ó 8 ∙ 22, dividiendo esto en 5 ∙ 22 y 3 ∙ 22 representa una sección dorada, porque esencialmente 8 ha sido dividido en 5 y 3. Incidentalmente, la razón que el cap. 119 en Salmos tiene 176 versos, es porque cada una de las 22 letras del alfabeto hebreo incluye 8 versos que comienzan con esa letra. En efecto, por esta razón es conocido como el capítulo de 8 facetas.

Números Jashmal: El Secreto del Idioma

La Parashá Nasó se vincula con las letras del alfabeto hebreo de otra manera. Nasó es la  parashá 35º del Pentateuco.

En realidad, hay 35 letras en el alfabeto hebreo. ¿Cómo es eso? A las 22 letras simples agregamos las letras dobles, que pueden tener dos formas (fuerte y suave) ב ג ד כ פ ר ת y las 5 letras finales ך ם ן פ ץ y la letra ש (shin) tiene dos formas, una derecha (שׁ) y otra izquierda (שׂ) ¡forman juntas 35 letras!

Pero 35 y 22 son también parte de la misma serie de números figurativos llamados números jashmal (electricidad). La figura del número jashmal n es un triángulo (de valor n – 1) apoyado en la parte superior de un cuadrado (de valor n). Matemáticamente, escribimos esto como,

Calculemos los 5 números jashmal y su ilustración visual,

visualmente,

Es fácil de ver la serie de números jashmal que contiene el secreto del alfabeto hebreo, por que:

  • 35 corresponde a todas las letras 35.
  • 22 corresponde a las 22 letras básicas.
  • 12 corresponde a las 7 letras dobles junto a las 5 finales.
  • 5 corresponde a las 5 letras finales.
  • 1 corresponde a la forma adicional (izquierda) de la  ש (shin).

De hecho, la palabra jashmal (חַשְׁמַל) aparece sólo una vez en el contexto total de la Biblia, en las Acciones de la Carroza en el libro de Ezekiel.[4] Es considerada la palabra más misteriosa de toda la Biblia. Los sabios explican que es una palabra compuesta por dos palabras jash y mal. Ellos explican que hay un tipo de ángel llamado jashmal, que fluctúa entre el silencio (jash) y el habla (mal). Esta explicación revela la conexión intrínseca entre la palabra jashmal y el secreto del idioma hebreo.

Para complementar, dibujemos los varios grupos de letras hebreas en sus formas del jashmal correspondiente:  

Analizando La Electricidad de las Letras.

Estudiemos algunas de las cualidades especiales de la figura jashmal. Notamos que la primera figura jashmal en la cual el cuadrado y el triángulo tienen una letra media es la de 35. Así, el medio del cuadrado es la letra ע y el medio del triángulo es la letra ג. Acentuemos esto:

El valor numérico de estas dos letras medias גע es 73, que es el valor de “sabiduría” (חָכְמָה, jojmá). Pero, en un bello ejemplo de una auto-referencia más profunda, 73 es el 22º número primo! Que el centro del alfabeto hebreo completo es la sabiduría se alude en el verso: “Tú hiciste todo con sabiduría”[5], indicando que Dios creó Su mundo con sabiduría.

Ahora, la suma numérica del resto de las letras sobre el eje central de la figura jashmal de 35 א י ם ץ ש es 441, la guematria de “verdad” (אֶמֶת, emet). En cada figura jashmal  hay exactamente cinco vértices (excepto para el primer y obvio jashmal la figura de 0, el cual tiene un único punto). Los cinco vértices de la figura jashmal de arriba son: א ח כ ר ת. El valor combinado allí es 629, el cual es también el valor numérico del verso, “Un arroyo que fluye que es la fuente de sabiduría”[6] (נַחַל נֹבֵעַ מְקוֹר חָכְמָה, najal novea mekor jojmá), que se relaciona directamente con las letras centrales, las cuales vimos que tenían el mismo valor que la palabra “sabiduría” (חָכְמָה, jojmá). Si sumamos los 5 vértices (א ח כ ר ת) a las 2 letras medias (ג ע) obtendremos 702, o “Shabat” (שָׁבָּת), que como mostramos arriba es dos veces el valor del nombre de nuestra parashá Nasó (נָשֹׂא).

Pero, observemos que 176 ¡es también un número jashmal!:

Esto significa que las 176 letras con que empiezan los versos de Salmos 119 y las 176 letras que empiezan los versos de parashá Nasó, puede dibujarse como una figura jashmal. Dibujemos la figura para ilustrar este punto:

Los Elementos de Geometría

¿Cuál es la importancia esencial (y espiritual) del número 176 y cómo se une con lo que hemos visto hasta ahora en relación a la longitud y la grandeza? Para comenzar, citemos un trozo del comentario del Gaón de Vilna (el Gra) en el Sefer Ietzirá (El Libro de Formación). Él escribe:

En cada sólido cuadrado (un cubo) hay 6 planos, 12 aristas [los 12 bordes diagonales] y 8 puntos entre las aristas. Estos 3 aspectos (del sólido) corresponden a las 3 letras de la letra iud (cuando se escribe completa) יוד (significando, que los puntos son representados por la forma de la letra iud י , las aristas (es decir líneas) están representadas por la forma de la letra  ו,[vav] y los planos están representadas por la letra ד, [dalet]). Y el nombre completo se basa en estas 3 letras (las primeras 3 letras del Nombre esencial de Dios, י־הוה, Havaiá, están basadas sobre la י , la ו  y la ד).Y el valor numérico completo del Nombre es 26. Cuando sumamos el material del propio sólido, el cual  los  contiene, está representado por las 4 letras de Havaiá [es decir, la  final ה, hei], entonces tenemos que el valor completo suma 27, como el número de letras en el alfabeto, (incluyendo las letras finales) y el valor del Nombre Havaiá con un adicional para la punta de la iud, como es explicado en  el Sefer Ietzirá.

Así, como explica el Gr”a, un cubo tiene 8 puntos, o vértices (los cuales corresponden a los 8 versos que comienzan con cada letra del alfabeto en Salmos 119), 12 líneas, las cuales son llamadas diagonales (גְבוּלֵי אַלַכְסוֹן, gvulei halajsón), y 6 planos. Completamente, el cubo está construido de 26 elementos geométricos simples, el cual es por supuesto es el valor de Havaiá.

Analizando el cubo en términos de estos elementos geométricos en paralelo al desarrollo geométrico del modelo conocido como “punto, línea y plano” (נְקוּדָה קַו שֶׁטַח). En Cabalá, el Arizal usa este modelo para describir la maduración de cada entidad espiritual desde un punto hacia una sefirá, hacia un partzuf [7]completo. Además, el Gr”a agrega la materia física del cubo mismo, el cual es construido con esos elementos.

El punto es el componente esencial del “esquina” (פִּנָה, piná). La línea es el  componente esencial de un lado o arista, “asta, cuerno” (קֶרֶן, keren), como es llamado en hebreo. El plano es el componente esencial de una “cara” (פָּנִים, panim). La materia en sí misma es el componente esencial del “cuerpo” (גוּף, guf). Cuando son sumados los valores de esas cuatro palabras juntas, encontramos que la guematria combinada de “esquina, cuerno, cara, cuerpo” (פִּנָה קֶרֶן פָּנִים גוּף ) es 754, ó 58 ∙ 13, donde 13 es el valor de “uno” (אֶחָד ) y 58 es el valor de “gracia” (חֵן ). Pero, el valor reducido de “gracia” (חֵן, jen) ¡en sí mismo es 13!

Aunque el Arizal explica que cada proceso de maduración se completa una vez que alcanza un estado de superficie o “plano” (en el modelo punto, línea, plano), el próximo estado geométrico es la 3ª dimensión sólida, la cual en hebreo es llamada גֶשֶׁם (geshem). El valor de esta palabra para sólido (גֶשֶׁם) ¡es en sí misma un cubo, 343 = 73! Observando el valor de las palabras para punto, línea, plano y sólido, nekudá, kav, shetaj, gueshem (נְקוּדָה קַו שֶׁטַח גֶשֶׁם), encontramos que su suma es = 931, que es también el valor exacto de las 3 dimensiones de la realidad descriptas en el Libro de la Formación, espacio-tiempo-alma, olam, shaná, nefesh (עוֹלָם שָׁנָה נֶפֶשׁ ).

176 en Geometría

Ahora volvamos al 176. Si ahora tomamos el número de cada elemento geométrico básico que encontramos en el cubo y lo multiplicamos por la letra que representa el elemento, tenemos:

  • 8 puntos ∙ י (10) = 80
  • 12 líneas ∙ ו (6) = 72
  • 6 planos ∙ ד (4) = 24

cuya suma es 176!

Así, 176 yace en el corazón del proceso de desarrollo más básico (desde un punto, a una línea, y a un plano), como se encuentra en ambos, en geometría y en Cabalá; y este proceso es claramente representado en las letras del nombre esencial de Dios, Havaiá. Explicamos muchas veces que la Torá completa puede ser fundamentada en el secreto del Nombre Havaiá. El objetivo de la Torá es que todas las cosas se desarrollen constantemente, física, espiritual, y lo más importante, conscientemente para lograr una consciencia superior y elevada del Nombre de Dios, Havaiá. El resultado final está establecido en la bien conocida profecía: Porque la tierra se cubrirá con el conocimiento de Dios como las aguas cubren el mar”.[8] De este modo, es apropiado decir que el ápice, de todos los números encontrados en la Torá, 176, representa el proceso de desarrollo desde un punto simple a un área que representa la esencia de la infinitud de la Divinidad en sí misma.

Esta conciencia no está limitada sólo a aquellos que están cerca de Dios y la Torá. Cuando Rajel dio a luz a Iosef, dijo: “Que Dios me conceda otro niño”[9] (יֹסֵף י־הוה לִי בֵּן אַחֵר, Iosef Havaiá ben ajer). Este verso se explica en Jasidut que significa que incluso el otro se volverá un hijo de Dios, a través del entendimiento[10] y llegará a comprender el Nombre esencial de Dios, Havaiá. De hecho, en este verso las palabras “Que Dios me conceda” (יֹסֵף י־הוה, Iosef Havaiá) ¡es igual a 176!

176 y 1820

Notamos arriba que 176 es un número jashmal —un triángulo sobre un cuadrado. Ahora hemos visto que espiritualmente representa el desarrollo del conocimiento de Havaiá. Como discutimos anteriormente, además de 26 (el valor de Havaiá), el número más importante conectado con el nombre esencial de Dios es 1820, el número de veces que Havaiá aparece en el Pentateuco.

1820 es el producto de 70 y 26, donde 70 es el valor de “secreto” (סוֹד, sod) y 26 es por supuesto el valor de Havaiá; juntos aluden al verso: “El secreto de Havaiá para aquellos que Le temen y Su Pacto los ilumina”[11] Así, 1820 alude al “secreto de Havaiá”.
Cuan hermoso es entonces ver que este 1820 es también un número jashmal. En efecto, es el 35º número jashmal:

Nuestra  parashá, parashá Nasó, como sabemos es la 35ta parashá. Además, 35 es el 5to número jashmal y 5 es el 2º número jashmal. Entonces tenemos que “el secreto de Havaiá” 1820, ¡es el número jashmal de un número jashmal de un número jashmal! El secreto del idioma Hebreo y el secreto del Nombre de Dios Havaiá, ambos señalan una única fuente—la unidad absoluta del Creador.


[1] Salmos 92:6
[2] Deuteronomio 11:21.
[3] Números 4:22.
[4] Ezekiel 1:4 y 1:27 (ver también 8:2).
[5] Salmos 104:24
[6] Proverbios 18:4.
[7] Ver también “Conversión de la Sabiduría de las Naciones, Parte 2.”
[8] Isaias 11:9.
[9] Génesis 30:24.
[10] La palabra Hebrea para “hijo” (בֵּן ) y para “conocimiento” (בִּינָה ) base de la misma raiz.
[11] Salmos 25:14.

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