¡CUIDADO, REBELDES A LA VISTA!

Un adagio jasídico dice sobre los niños: “si no molesta, no ayuda”: si el niño no molesta cuando es pequeño, no va a ser útil cuando sea grande. Un buen educador prefiere precisamente al niño rebelde. El reto es grande, pero debajo de esa cáscara traviesa se oculta un alma especial

¿Qué prefieres, un ” niño rebelde” o un “buen chico”? Muchas veces los padres y los educadores eligen al buen chico, aquel niño culto y educado, que hace todo lo que se le dice y lo que se esperaba de él. ¿Quién necesita todos los problemas y los dolores de cabeza que dan los niños rebeldes?

Pero un buen educador prefiere precisamente al niño rebelde. El reto es grande, pero debajo de esa cáscara de rebeldía se oculta un alma especial. Un adagio jasídico sobre los niños dice: “si no molesta, no ayuda”: si el niño no molesta cuando es pequeño, no va a ser útil cuando sea grande…

Los Días Rebeldes

¿Y por qué nos acordamos ahora de los niños rebeldes? Porque estamos entrando en un periodo llamado ימי השובבים, Iemei Hashobavim, “Los Días rebeldes”. En la literatura halájica, se trae la costumbre de los días de ayuno y arrepentimiento de las semanas en las cuales leemos las primeras porciones del libro de Shemot, “Éxodo”: שמות, וארא, בֹּא, בשלח, יתרו, משפטים – Shemot-“Exodo”, Vaerá-“Se Mostró”, Bo-“Ven al Faraón”, Beshalaj-“Cuando envió”, Itró, Mishpatim-“Estatutos”, donde sus iniciales forman la palabra שובבים, Shobavim, “Rebeldes”.

Luego vinieron los cabalistas, y a la cabeza el Arizal, y le dieron validez a esta costumbre, cuando descubrieron en ella alusiones y significados profundos. Aunque la ocupación en ayunos y penitencias fue disminuyendo con las generaciones, como instruyeron los grandes maestros jasídicos, desde el Baal Shem Tov en adelante, hoy la recomendación es aumentar en caridad en lugar de ayuno (ya que el dinero es la “vitalidad del alma” de la persona y equivale al ayuno físico). Además, muchas comunidades acostumbran aumentar en el rezo en estos días, sobre todo recitando salmos (cuyo poder es efectivo en todo momento).

En este contexto, la palabra “shobavim” no es positiva en absoluto. De hecho, si queremos respetar el significado exacto de la palabra en hebreo, no se debe tomar en cuenta la lengua coloquial de hoy en día, sino ir a sus raíces. Resulta que el adjetivo ‘shobavim’ aparece en un sentido negativo de la Biblia, como “e irá el rebelde por el camino que desea su corazón”, “Retornen hijos rebeldes”. El rebelde bíblico no sólo hace ‘trucos’, sino que se subleva, corrompiendo todo orden y disciplina.

Los días de shobavim se dedican a corregir transgresiones, la teshuvá, “arrepentimiento” en respuesta a la rebeldía negativa. En particular es el pecado llamado “mancillar el pacto” – es decir, continuar yendo tras el instinto sexual de forma no correcta, comenzando por pensamientos incestuosos que estropean la mente, a través del sentido de la vista que navega desenfrenadamente, hasta la excitación física que se descarga en forma inválida. La gravedad de este pecado es que hay partes de nuestra personalidad que se “pierden”, pero resulta que también para este defecto hay corrección, como leemos en las parshiot hashobavim, que todo el pueblo de Israel estaba entregado a la esclavitud egipcia –allí verdaderamente se llegó a la perdición- y como pueblo salió con “gran riqueza” y redimió todas las “chispas sagradas” que se encontraban en cautiverio.

[A pesar de que el “defecto del pacto” en el sentido usual es un pecado que pertenece a los hombres más que a las mujeres, pero este defecto existe ampliamente en las mujeres. Pacto significa una conexión correcta y verdadera, y cuando la mujer no establece un pacto de fidelidad a un solo hombre, sino que se “dispersa”, en pensamiento, habla y acción, ella está mancillando su parte del pacto.

Basta de Rebeldía

¿Cuál es la rectificación de la rebeldía negativa?

A primera vista parecería que la rectificación es simple, tirar en la dirección opuesta. Si hasta ahora has sido rebelde y traidor, de ahora en adelante debes volver al sendero, aceptar el yugo y la disciplina y empezar a ser “un buen chico”. Si bien en cada niño hay algo de rebelde, al final tienes que madurar y entender que el desenfreno y el libertinaje no es la meta. Hay juicio y hay juez, hay verdad y justicia, y es hora de que aprendas a tomar el control de ti mismo, empezar a hacer lo que corresponde y no lo sólo lo que tengas ganas de hacer.

Esto se puede apreciar bien en el contexto de “hacer teshuvá” (es decir, dejar de darle la espalda a Dios y la Torá) muchos judíos pueden dar testimonio de cómo vivieron durante largos años de manera “rebelde”: ¡yo hago lo que “se me ocurre” y nadie me diga lo que tengo que hacer! ¿Por qué someterme a una tradición antigua que no tiene ningún significado para mí? Pero he aquí, llegó el día en que el rebelde ya crecidito descubre de repente que esa Torá que su abuelo estudió en la ieshivá, esos preceptos que la abuela dio la vida por cumplir, no es una obsoleta pieza de museo, sino una “Torá de vida“, una enseñanza que no prescribe nunca, la “Torá de la verdad” en la que cada signo oculta una profunda sabiduría. Entonces, él se agarra la cabeza y se da cuenta de que hasta ahora vivió en un mundo sin sentido, en una rebeldía que le dio una sensación imaginaria de libertad y diversión, pero en realidad era es vana e inútil.

Rebeldes Buenos

Pero, aunque cambiar a un estilo de vida religiosa es un largo camino en el sendero de la teshuvá, la rectificación definitiva todavía está pendiente. Ya hemos mencionado que un niño travieso contiene un especial tesoro de potencial. Su energía y astucia son bienes preciosos que claman por una mano que guía. ¿Hacer teshuvá significa suprimir completamente toda picardía y rebeldía? ¿Significa esto que tenemos que convertimos en autómatas obedientes e insípidos, sin una chispa de audacia y desafío? Desafortunadamente, los baalei teshuvá sufren de este tipo de imagen negativa, pero ha llegado el momento de liberarnos de ella. Ha llegado la hora de que todos los rebeldes hagan travesuras buenas y están todos invitados a transformar su rebeldía en un motín sagrado.

Cuando miramos más detenidamente los versículos antes citados que se refieren a los rebeldes, vemos que tienen un lado positivo. Por ejemplo, el versículo: “Retornen, hijos rebeldes”, concluye con la frase: “Yo sanaré su rebeldía”, o sea que hay una cura para la rebeldía. De hecho, la palabra “rebelde” (שׁוֹבָב, shovav) tiene la misma raíz que “retornar” (שׁוֹב, shuv), que es la raíz de teshuvá (תְּשׁוּבָה). Esta raíz aparece casi siempre en un contexto muy positivo, como en el verso: “Retornen hijos rebeldes” (שׁוּבוּ בָּנִים שׁוֹבָבִים, shuvu banim shovavim) en el que las dos palabras aparecen en relación una con la otra. La teshuvá transforma al rebelde en un buen amotinado.

Esto significa que alguien que tiene una personalidad rebelde no necesita suprimir la energía vital que arde dentro de él. El rebelde es astuto y rápido, tiene coraje y audacia. Pero ahora debe comportarse con “audacia sagrada”, como dice la Mishná: “Sed tan audaz como un tigre… para llevar a cabo la voluntad de vuestro Padre que está en los Cielos”. Tenemos que hacer uso de todas nuestras facultades y talentos, y con sabiduría y discernimiento aprovecharlos para servir a Dios. En efecto, el principio más fundamental del judaísmo es “aceptar el yugo del Cielo”. Por el contrario, el libertinaje es llamado “quitarse el yugo”, y en el pensamiento jasídico se considera el pecado arquetípico de la impureza.

Una vez que un individuo se ha sometido y aceptado el yugo del Cielo, se pone de manifiesto que este tipo de yugo ¡es divertido! En el marco de la Torá y las mitzvot hay un margen muy amplio para la iniciativa personal activa. Y sí, incluso hay espacio para añadir el “condimento” de la picardía y la rebelión. Así, por ejemplo, Rabi Menajem Mendel Schneerson instruyó a un baal teshuvá (retornante al judaísmo) que se llamaba Nimrod (נִמְרוֹד, que significa “Rebelémonos”), que no había necesidad de que cambie su nombre. A pesar del hecho de que el Nimrod bíblico era la imagen de un rebelde negativo que se rebeló contra el Todopoderoso, el Nimrod moderno debe ahora aprovechar esta cualidad de la rebeldía positivamente y rebelarse contra las convenciones de la falsificación del mundo en general.

Rebelión Responsable

Un rebelde exitoso tiene libertad de pensamiento y es rápido, enérgico y pragmático. Todas estas cualidades son algo que se requiere como el aire que respiramos en relación con todo lo que se refiere a la rectificación del aspecto público del pueblo judío. Sólo una naturaleza rebelde positiva como esa puede ayudarnos a sacudimos los grilletes de un establishment enajenado, y las cáscaras extranjeras que nos encajonan. Sólo un rebelde positivo puede iniciar el establecimiento del Reino de Israel que deseamos. Estamos ante una extrema necesidad de tales rebeldes sagrados, quienes pueden “dar vuelta el mundo” y nos transformarán a todos en verdaderos baalei teshuvá (retornantes). Sin embargo, hay que subrayar que nuestro buen rebelde debe actuar con un sentido de responsabilidad mutua hacia todo el pueblo judío.

Como conclusión, recordemos que estamos en el año 5774, que como se explica en otro lugar, es una alusión a la osadía sagrada y la audacia que se requiere para dar nueva vida al mundo. Por esto oramos para que todos los rebeldes se conviertan en baalei teshuvá y lleguen a utilizar su rebeldía para beneficiar a todo el pueblo judío y el mundo entero.

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