LA CABALÁ DEL AJEDREZ

EL GM DE AJEDREZ JUDÍO ORTODOXO

La Cabalá del Ajedrez

Samuel Herman (Samy) Reshevsky (1911-1992) fue un famoso prodigio del ajedrez y más tarde líder y Gran Maestro de ajedrez en América. Nació en Ozorkov, Polonia en 1911, siendo sus padres pertenecientes a la dinastía jasídica Gur. Cuando tenía nueve años de edad su familia se trasladó a Estados Unidos, donde más tarde se convirtió en un contendiente por el Campeonato Mundial de Ajedrez desde alrededor de 1930 hasta mediados de los 60. Quedó tercero en el Campeonato Mundial de Ajedrez de 1948, y segundo en el Torneo de Aspirantes de 1953. También fue ganador en ocho ocasiones del Campeonato de Ajedrez de Estados Unidos.

Reshevsky era famoso por sus lentos y reflexivos movimientos, meditando cada movimiento y la estrategia en cada paso, a veces durante horas. A la edad de seis años ya podía jugar contra hasta 30 jugadores a la vez, moviéndose rápidamente de tablero en tablero y pudiendo recordar y repetir la totalidad de las 30 partidas después, movimiento por movimiento. A la edad de ocho años compitió contra jugadores mayores y venció. Apareció en los periódicos y fue etiquetado como un prodigio del ajedrez. Era conocido como «Shmulik der Vunder kind», Samuel el niño maravilla. Era descendiente del genio rabínico Rabi Yonasan Eibshitz, a su vez descendiente del gran cabalista Rabí Isaac Luria, el Arizal de Tzfat.

Samy Reshevsky creció en un hogar observante, y a lo largo de su vida y ya famoso se mantuvo fiel a su judaísmo y a la Torá, negándose a jugar al ajedrez en Shabat o en los días festivos. En los años anteriores a su matrimonio Reshevsky desarrolló una relación con el sexto Rebe de Lubavitch, Rabí Iosef Itzjak Schneerson. Reshevsky una vez le pidió al Rabí Iosef Itzjak una bendición para tener éxito en una partida de ajedrez en particular. El Rebe respondió que iba a concederle su deseo si resolvía estudiar Torá todos los días. Reshevsky estuvo de acuerdo y de hecho la bendición que el Rebe le otorgó se cumplió.

Viviendo en Crown Heights, NY, en la década del 40, Samy oraba en la sinagoga central de Lubavitch en 770 Eastern Parkway en Brooklyn, NY. Una vez, en una reunión en Shabat (farbrenguen en idish), en 1948, el Rebe, en reconocimiento a su presencia explicó el significado espiritual que yace tras el juego de ajedrez.

El Juego de Ajedrez


Hay un rey. Todas las otras piezas giran en torno a él y tienen la misión de protegero y servirle. Di-s es el Rey, todo lo demás fue creado por Él, dándoles la oportunidad de conectarse a Su verdad y servirLe.

La reina representa la manifestación femenina de lo Divino, conocida como la «Shejiná», íntimamente involucrada con todos los aspectos de la creación, otorgando vitalidad y sustancia a cada existencia. La reina es la pieza más práctica y efectiva, con frecuencia es enviada a la línea de fuego, incluso puesto en peligro. Del mismo modo, Di-s arriesga su propia dignidad, por así decirlo, invistiéndose en cada criatura y existencia, sometiéndose a las vicisitudes de la condición humana.

Luego están los alfiles, las torres y caballos. Son rápidos, libres, no están limitados sólo a las casillas que los rodean; pueden «volar» alrededor libremente, sin restricciones. Estos son un símbolo de los ángeles -en sus tres categorías místicas- que nombramos en los servicios de la mañana cada día, «Serafim», «Jaiot» y «Ofanim», representada por los alfiles, las torres y los caballos.

Para que haya libertad de elección en el mundo hay dos equipos, el blanco y el negro. Un equipo que representa a la Divinidad y la santidad y el otro equipo que representa la antítesis de la Divinidad y santidad. Los equipos están envueltos en una feroz batalla. Y para que la confrontación sea válida cada equipo tiene, al menos superficialmente, todas las propiedades que figuran en el equipo contrario. Ambos equipos pretenden tener rey, reina, alfiles, torres y caballos.

Por último, están los peones. Ellos están muy limitados en sus movimientos, avanzando sólo un paso cada vez, sólo en una dirección y constantemente son «derribados». Pero… cuando luchan por avanzar en el «tablero» y llegan a su destino, pueden ser promovidos incluso al rango de reina, algo que el alfil, la torre o el caballo nunca podrán lograr.

El peón representa al ser humano que vive aquí en la tierra. Nosotros los humanos damos pequeños pasos, y estamos muy limitados en todos los aspectos de nuestro viaje y crecimiento. También constantemente cometemos errores y nos «noquean». Pero cuando el hombre persevera y supera la angustia y la desesperación de sus propios fracasos y su ineludible mortalidad, cuando luchamos en la batalla por someter a la oscuridad y por revelar la presencia del «rey» dentro de nuestro propio cuerpo, nuestra mentes y el mundo que nos rodea, el ser humano supera incluso a los ángeles ¡el peón se convierte en una reina! La vida humana se vuelve a reunir con su fuente en lo Alto, la Reina, la Shejiná, experimentando la más profunda intimidad con el Propio Rey.

Los alfiles, las torres y los caballos, aunque espiritualmente son poderosos y angelicales, son predecibles, y limitados en su rol. No hay espacio para una promoción verdadera, no hay crecimiento sustancial, no hay un progreso radical. Sí, vuelan alrededor, pero sólo dentro de su propia órbita. Los ángeles están en lo alto así como el alma sola está en lo Alto antes de entrar en el cuerpo, son poderosos aunque confinados por su propia condición espiritual. Son las limitaciones de la persona humana las que estimulan su crecimiento más profundo. Los límites de nuestra existencia crean fricción, haciendo que nos esforcemos por superar las pruebas y decepciones de la vida.

Más tarde en su vida


Al cumplir los 70, y ya no en la cima de su carrera como jugador, Samy Reshevsky le preguntó al Rebe de Lubavitch, Rabí Menajem Mendel Schnnersohn, el yerno del Rebe anterior, si debía retirarse. El Rebe le aconsejó seguir jugando porque era un «kidush Hashem», una santificación del Nombre de Di-s en el mundo, una demostración orgullosa de que un judío puede ser exitoso sin comprometer sus ideales y sus valores espirituales. Reshevsky cumplió y poco después viajó a Rusia y jugó contra el campeón del mundo en ese momento, Vasily Smyslov, recibiendo una ovación de pie por parte de los mil integrantes del público que estaban encantados por su brillantez.

Como nota al margen he aquí un dato interesante: en 1984, el Rebe de Lubavitch requirió de Reshevsky que tratará de ayudar a su compañero Boby Fischer a salir de su mundialmente famosa depresión y aislamiento, y también para ayudarlo en relación a su judaísmo. Boby ya estaba fuera de la vida pública hacía ya unos años, y se sabe que vivía recluido en Los Ángeles. Poco después que Reshevsky recibió la carta del Rebe, viajó a Los Ángeles para jugar en un torneo. Tan pronto como llegó llamó por teléfono a Boby y le relató la petición del Rebe. Bobby inmediatamente accedió a verlo. Esto era muy inusual ya que no solía recibir visitantes. El encuentro duró tres horas, durante las cuales Boby realizó muchas preguntas serias sobre el judaísmo.

Artículo original escrito por Rabi Y. Y. Jacobson (yeshiva.net). Complementado por Ascent de un artículo de chabad.org (528301) por Dovid Zaklikowski

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