05 Adar Alef 5782

Es costumbre contar una historia jasídica sobre el Baal Shem Tov todos los Motzaei Shabat, la salida del Shabat por la noche en una comida de Melavé Malká, acompañar a la novia (el Shabat).Una segulá para un buen sustento, para tener hijos y tener satisfacciones de ellos, para una vida buena y larga y para salud

BASTA DE BAILAR

Una vez que la multitud de seguidores del Baal Shem Tov se reunió en su casa, estaban felices y bailando. Y uno del grupo bajaba de vez en cuando al sótano de la casa y subía de allí jarras de vino.

La esposa del Baal Shem Tov entró en la habitación de su esposo y dijo:

– Al final de todo, no quedará vino para Kidush y Havdalá, será mejor que les digas que se detengan.

El Baal Shem Tov permaneció inmóvil. De repente una sonrisa se dibujó en su rostro, y le dijo:

– Tenías razón y bien has dicho. Más todavía, ve y diles basta de bailar hoy y que cada hombre se vaya a su casa.

Juntó coraje la esposa del Baal Shem Tov y se dirigió a la habitación de los jasidim. Cuando abrió la puerta de la habitación y los vi en el torbellino de la danza, como si flotaran entre el cielo y la tierra, ella misma tomó la jarra, bajó a la bodega y trajo más vino, para aumentar la alegría. Toda esa noche el canto no cesó y los bailarines no se detuvieron en la casa del Baal Shem Tov.

Al día siguiente, el Baal Shem Tov le preguntó:

– Los jasidim bailaron toda la noche. ¿Por qué no les dijiste que se detuvieran?

– No podía, respondió ella.

En su danza los corazones hablaban entre sí. Los corazones abiertos conducen a puertas abiertas. Y el apego de los amigos lleva al apego al Creador.

(Historias de Tzadikim, Simja Raz)

Que el mérito del Baal Shem Tov nos proteja y seamos bendecidos con mucha alegría, amor de los amigos, y apego al Creador.

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