MELODÍAS JASÍDICAS – LA PLUMA DEL ALMA

Rabi Shneor Zalman de Liadi, el fundador de Jabad dijo una vez:

” La lengua es la pluma del corazón
 y el canto es la pluma del alma “

Las palabras que dice la persona expresan los sentimientos del alma

לשוני עט סופר מהיר
Leshoní et sofer mahir
“Mi Lengua es la pluma de un hábil escriba”  Tehilim 45:2

Así como el escritor escribe con su lápiz letras sobre el pergamino, y va agregando las letras una a una para formar palabras y frases, etc., así la lengua imprime las letras del habla en el aire del mundo como ondas sonoras, sirviendo como “un intermediario que une” para conectar la fuente de la escritura de las palabras sobre el pizarrón del corazón del que escucha.

“Las cosas que salen del corazón entran al corazón”.

Si esto es respecto al habla, mucho más todavía en cuanto a la canción. Porque las frases del habla están construidas con letras “físicas”, que limitan y ocultan en cierta medida su contenido espiritual. En cambio las frases musicales están construidas de letras más “espirituales” que revelan las profundidades infinitas de los sentimientos del hombre, hasta la relación de la esencia interior del alma, y respecto al pueblo sagrado de Israel: “y la segunda alma en Israel es parte de Dios en lo Alto tal cual”.

Con la música se revela la Divinidad del alma (y en especial en el canto sin palabras, por supuesto como se dijimos antes y como se explica en la Torá del Jasidut), a la manera de “ratzó bashov“-“correr a Dios y volver”, elevación y descenso, añoranza y alegría. Además de que el habla es “or hameir laazulató“, “luz para iluminar al prójimo”, expresando la dimensión “galia“, revelada del alma, el canto es “or hameir leatzmó“, “luz para iluminase a sí mismo”, que expresa la dimensión “satum“, “secreta” del alma. Y también el canto se revela, por sí mismo y automáticamente, al oído del que escucha.

La unión que se crea entre el cantante y el oyente a través del canto es una unión completamente esencial (porque ambos se hacen socios de los mismos “anhelos esenciales”, “shaashuim atzmiim” de la melodía) muchos más profundo que la conexión que se forma por medio de la palabra.

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