DOMESTICANDO AL ASNO Y A LA SERPIENTE

ANIMALES QUE HABLAN

Una de las principales imágenes de la Parashat Balak es la de Dios abriendo la boca del asno de Bilam, para que pueda hablarle después que le pegara tres veces. La Torá cuenta que Bilam iba en camino a maldecir al pueblo judío por encargo del rey Balak:

Se despertó Bilam a la mañana, aparejó su asna y fue con los dignatarios moabitas. Dios montó en ira porque estaba yendo, y un ángel de Dios se paró en el camino para frustrar sus planes, y estaba montando su asna, y sus dos sirvientes estaban con él. La asna vio al ángel de Dios parado en el camino blandiendo su espada en la mano; entonces la asna se desvió hacia el costado del camino y entró en el campo. Bilam azotó a la asna para que vuelva al camino. El ángel de Dios se estacionó en el sendero de las viñas, donde había una cerca de este lado y una cerca del otro lado. La asna vio al ángel de Dios, y quedó apresada contra el muro. Apretó la pierna de Bilam contra el muro, y él le pegó nuevamente. El ángel de Dios siguió yendo adelante, y se paró en un lugar estrecho, donde no había lugar para desviarse a la derecha o a la izquierda. La asna vio al ángel de Dios, y se agachó bajo Bilam. Bilam se encendió en furia y pegó a la asna con una vara.

  • Dios abrió la boca de la asna y le dijo a Bilam: “¿Qué te he hecho que me has azotado estas tres veces?”
  • Bilam le dijo: “Porque me has humillado, si tuviera una espada en mi mano, te mataría ya mismo”.
  • La asna le dijo a Bilam: “¿No soy tu asna sobre la que has montado desde la primera vez hasta ahora? ¿Acaso acostumbré hacerte esto?”
  • Bilam dijo: “¡No!”

En todo el Pentateuco esta es la segunda vez que habla un animal. La primera ocurrió en el Jardín del Edén cuando la serpiente sedujo a Adam y Javá para que coman del Árbol del Conocimiento. La Torá describe ese suceso con estas palabras:

La serpiente era astuta, más que todas las bestias del campo que Dios el Señor ha hecho, y le dijo a la mujer: “¿Por cierto, Dios dijo: “No comerás de ninguno de los árboles del jardín?”

La mujer le dijo a la serpiente: “Del fruto de los árboles del jardín podemos comer. Pero del fruto del árbol que está en el centro del jardín, Dios dijo: “No comerás de él, y no lo tocarás, o morirás”.

La serpiente dijo a la mujer: “Por supuesto que no morirás. Porque Dios sabe que desde el día que comas, tus ojos se abrirán, y ustedes serán como ángeles, conocedores del bien y el mal”.

Para poder lograr su objetivo la serpiente se dirigió a Javá, convenciéndola que Dios era celoso de todo aquel que tenga el poder de crear. Al comer del Árbol del Conocimiento, Adam y Javá serían capaces de crear mundos, que es la verdadera razón por la cual el Todopoderoso les prohibió comer sus frutos. Cuando Javá fue convencida comió del fruto y luego convenció a su marido que haga lo mismo. Los sabios explican que la serpiente sabía que no podría seducir a Adam, sólo a Javá.

Similitudes Entre la Serpiente y el Burro

Hay otras similitudes entre estas dos instancias en que un animal habla, y ambas están relacionadas con maldiciones. El resultado de la conversación entre la serpiente y Javá fue una cuádruple maldición, a Adam, a Javá, a la serpiente y a la tierra. La conversación entre Bilam y su burro en nuestra parashá también se produce en el contexto de una maldición.

Pero la similitud más importante es la estructura del diálogo entre hombre y animal en ambos casos. Primero el animal se dirige al humano, luego el humano le respondió y el animal le contestó.

Esto nos lleva a concentrarnos en las palabras exactas de la Torá en la descripción de ambas conversaciones. Específicamente, veamos el número de palabras en el texto hebreo. El total de palabras que dijo la serpiente es 26 la primera vez y siete la segunda.

אַף כִּי אָמַר אֱ־לֹהִים לֹא תֹאכְלוּ מִכּל עֵץ הַגָּן…   לֹא מוֹת תְּמֻתוּן כִּי יֹדֵעַ אֱ־לֹהִים כִּי בְּיוֹם אֲכָלְכֶם מִמֶּנּוּ וְנִפְקְחוּ עֵינֵיכֶם וִהְיִיתֶם כֵּא־לֹהִים יֹדְעֵי טוֹב וָרָע

Af ki amar Elokim lo tojelu micol etz hagán… Lo mot tamutun ki da Elokim ki beiom ajaljem mimenu venifkejú einejem veheiitem keElokim deei tov vará.

El burro dijo en total 23 palabras, 8 la primera vez y 15 la segunda:

מֶה עָשִׂיתִי לְךָ כִּי הִכִּיתָנִי זֶה שָׁלֹשׁ רְגָלִים…. הֲלוֹא אָנֹכִי אֲתֹנְךָ אֲשֶׁר רָכַבְתָּ עָלַי מֵעוֹדְךָ עַד הַיּוֹם הַזֶּה הַהַסְכֵּן הִסְכַּנְתִּי לַעֲשׂוֹת לְךָ כֹּה

Ma asiti lejá ki hikitani ze shalosh regalim…. Halo anoji atonjá asher rajabta alai meodeja ad Haiom haze hahaskén hiskanti laasot lejá ko

El total de palabras dichas por los animales en la Torá es 26 más 23 = 49 o 7 2.1

Uno de los principios básicos en el análisis de ls estructura de la Torá es dos secciones de texto cuyos contenidos constituyen en conjunto una suma completa de forma cuadrada. El cuadrado es a la vez su número combinado de palabras o de letras.

Escribamos entonces las 49 palabras dichas por la serpiente y el burro en la forma de un cuadrado de 7 por 7:

Vemos que en este cuadrado las guematrias de la primera ( אף ) y la última ( כה ) palabra son también cuadrados perfectos (81 y 25). Además, si calculamos la suma de las palabras en gris, que forman un patrón particular en este cuadrado, encontramos que es 2166 o 6 · 19 2. 19 es el valor de Javá, חוה , la heroína de la historia de la serpiente parlante. En arameo, este nombre proviene de la palabra que significa “hablar”, y por lo tanto la aparentemente natural habilidad de hablar de la serpiente se relaciona con su poder de seducir a la mujer.2

La guematria de las 49 palabras es 10576 ó 16 · 661, donde 661 es la guematria de “Ester”, אסתר. En toda la Biblia, ella es considerada la rectificación más perfecta y consumada de Javá. Asimismo, su tío (y esposo) Mordejai es considerado la rectificación consumada de Adam. Pero noten que el valor de las palabras de las cuatro esquinas más la palabra central es 274, la guematria de Mordejai, מרדכי. 3

Palabras Prestadas

Ahora que hemos visto la conexión esencial entre la serpiente parlante y el burro discutidor, ahondemos un poco más en lo que representan estos dos episodios y qué podemos aprender respecto a nuestros propios desafíos en la vida.

En la taxonomía de la Torá, como la adoptaron los sabios, las cuatro partes de la creación son:

  • Lo inanimado (piedras, minerales, etc.)
  • Lo vegetativo o que crece (plantas, vegetales, etc.)
  • Lo viviente (animales) y
  • Lo parlante (el hombre)

El habla es la facultad definitivamente humana. Si se le da a un animal la capacidad de hablar es para expresar una figura humana en particular. Las palabras expresadas por la serpiente y el burro en realidad son prestadas, puestas en sus bocas con el propósito de resaltar el origen y efecto de un estilo particular de hablar. A pesar que por definición, las palabras sólo pueden ser dichas por un ser humano, Dios le permitió a estos dos animales hablar para poder personificar con una imagen caricaturesca a esas personas que dicen palabras de esta clase.

Además, hay que notar que respecto al burro de Bilam, la Torá señala que Dios, [tuvo que) abrir su boca para hablar, y al hacer esto, la Torá está enfatizando que fue un milagro. En referencia a la serpiente primordial en el Jardín del Edén, parecería innecesario tal milagro, que el poder de la serpiente era natural. Esto significa que el origen y el efecto de las palabras de la serpiente es más común en nuestra experiencia y por lo tanto es el origen y el efecto de las palabras del burro.4

Oportunismo y Auto Justificación

Sin lugar a dudas, la serpiente representa el personaje arquetípico de ataque a nuestra fe innata en Dios y nuestra capacidad de actuar de acuerdo a Su voluntad. De hecho, Incluso en el contexto de Bilam como persona malvada agrediendo a su animal que se ve como víctima, conceptualmente el burro como la serpiente representan un tipo específico de ataque a nuestra fe innata en Dios, etc. Bilam entonces representa a una persona como cualquier otra, como explicaremos luego.

La estrategia utilizada por la serpiente fue el oportunismo. Su argumento se reduce básicamente a “si comes de ese fruto prohibido, te volverás como Dios, conocedor del bien y el mal, y así serás capaz de crear mundos”. Seducir a una persona para que haga algo que sabe es malo, es posible si se le ofrece una oportunidad única para hacer algo especial, en este caso ser como Dios. El oportunismo causa que el ser humano acepte subconscientemente el argumento “el fin justifica los medios”.

Por ejemplo, puedes acercarte a una persona y decirle que tiene una oportunidad única en la vida de hacer un millón de dólares, y sería muy estúpido si no la aprovecha, salvo que para poder hacerse del millón debe hacer algo incorrecto. La serpiente puso a Javá en un dilema y luego a Adam: comer del fruto del Árbol del Bien y el Mal y volverse dioses, o esperar quedar relegado por siempre a trabajar como sirvientes y nunca obtener el status de dios. ¿Quién puede dejar pasar esta oportunidad? El oportunismo funciona agrandando el ego, el tipo de seducción y agresión representado por la serpiente.

En cuanto a las palabras de burro, encontramos que eran para justificar sus acciones, un pequeño discurso a modo de disculpa. Aunque no está explícitamente dicho, el burro se está justificando, que todo lo hizo por el bien de Bilam, en este caso salvarlo del ángel de Dios.

La auto justificación es una de las cualidades más perjudiciales que el ser humano pueda ejercitar. Elimina la responsabilidad sus acciones evitando así el cambio real y el progreso integrado. De todas maneras, la disculpa del burro sólo está implícita; lo que aparece explícitamente es el argumento lógico que contienen sus palabras, basado en la premisa de que la naturaleza es constante e inmutable. El burro le preguntó a su amo: “¿por qué podrías presumir sólo malas intenciones de un animal que siempre ha sido fiel y verdadero? Este es el argumento racional acerca de la naturaleza y es el que está detrás del argumento del burro.

Racionalismo Filosófico

El argumento racional del burro de Bilam es representativo de la cultura griega y la tradición occidental en general. Constituye una prueba lógica basada específicamente en la experiencia. El burro desafía a Bilam a reconocer si alguna vez le fue infiel. ¿Acaso podía llegar a esa conclusión, si su burro le fue eternamente fiel y no le hizo nada malo?

La mentalidad griega respecto a la naturaleza es inductiva y de extrapolación. Le enseña a la persona a confiar en la naturaleza, que esta no cambia. Una persona educada de acuerdo a esta filosofía es aquella que actúa racionalmente y de acuerdo con las leyes de la naturaleza. La persona filosóficamente educada confía en la naturaleza eterna y permanente de nuestra realidad física. Este es el corazón del racionalismo.

Es también el punto central del debate entre el pensamiento judío, basado en la mentalidad Divina de la Torá, y la filosofía griega. El pensamiento judío se basa en la comprensión de que la naturaleza no se puede mantener por sí misma, que si la dejaran por sí sola podría permanecer consistente y constante. La única razón por la que las leyes de la naturaleza persisten es porque el Creador las renueva constantemente de acuerdo a Su voluntad. Por debajo de esta fachada estática, la naturaleza está siendo recreada constantemente de acuerdo a Su voluntad. Entonces, aunque nuestra experiencia nos dice que Dios no altera los caminos según los cuales la crea a cada momento, y de esta manera sus leyes parecen ser constantes y universales, en realidad no tienen una permanencia intrínseca. Dios es el Creador continuo de la naturaleza y puede desear en el siguiente momento que sea de la manera que Él quiera.

El judaísmo también puede aprender algo de la experiencia pasada: que, a criterio de Dios, las leyes de la realidad física sí cambian. Este es el mensaje de las Diez Plagas y del Éxodo de Egipto5. Si piensas acerca de esto, encontrarás que este es el meollo del mensaje jasídico respecto a la fe en Dios. Muchas de las historias contadas acerca de los maestros jasídicos giran alrededor de ejemplos modernos de que Dios suspende opcionalmente, e incluso transforma completamente sus leyes.

Como mostrándonos la falacia de la declaración del burro, la Torá comienza su diálogo con las palabras “Dios abrió la boca del burro…” Los burros no hablan, pero este sí lo hace. Es verdaderamente irónico que la esencia el argumento del burro es que se puede confiar en la naturaleza, porque la naturaleza no cambia. Pero aquí tenemos un burro hablando explicando que la naturaleza, específicamente mi naturaleza, no cambia.6

De hecho, el argumento del burro fue tan elocuente y poderoso que Bilam se quedó sin respuesta. Los sabios explican que para poder salvar a Bilam de que el burro se convierta en el objeto de su vergüenza, que la gente pudiera decir “aquí está el animal que reprendió y golpeó a Bilam (en retribución de haber sido golpeado por él)”, el burro murió inmediatamente.

2 almas y 3 Culturas

Tenemos ahora entonces 2 caricaturas: el oportunismo es representado como una serpiente, astuta y oscura, y el racionalismo es un burro. Hay aquí mucho simbolismo en estas dos imágenes, pero sigamos la siguiente regla básica. Nuestro ser psicológico está dividido en dos fuerzas, un alma animal y un alma Divina, que, para la mayoría de nosotros, seguirán desafiándose una a la otra durante toda la vida, cual es el tema del primer capítulo del Tania. El alma animal corresponde al Árbol del Bien y del Mal. Una de las razones por la cual es llamada alma animal es porque su naturaleza compleja puede ser descripta como una mezcla de distintos animales kosher y no kosher. Los animales kosher representan a la mitad buena del alma animal, y los no kosher a la mitad malvada.7

Hemos visto aquí que el oportunismo es ejemplificado por la serpiente, y el pensamiento filosófico racional por el burro. Los sabios hacen abundantes observaciones acerca de estos dos animales que nos pueden ayudar a caracterizar la naturaleza de estas dos facetas de nuestra psique. Posiblemente, ninguna es más contundente que su descripción del burro como un animal siempre frío, incluso en el calor del verano su cuerpo tirita como si estuviera en medio de una tormenta de nieve. La mentalidad racional también es fría. Puede gobernar sólo cuando el corazón, el asiento del calor en nuestro cuerpo psicológico, está congelado. Sin el calor del corazón, la mente racional se enreda rápidamente, quedando encerrada eventualmente en el mundo ordenado de reglas y leyes que no tienen un Creador autónomo ni significado.

La serpiente, por otro lado, simboliza la mala inclinación, esa parte del alma animal que prospera en los deseos ardientes del corazón. Los sabios describen al veneno de la serpiente como caliente (al contrario de, por ejemplo, el del escorpión, que lo describen como frío). Su veneno sobrecalienta la mente, haciendo imposible el razonamiento lógico. El resultado es que los deseos toman el dominio; sin el pensamiento racional el ser humano se vuelve nada más que una poderosa fuerza en busca de auto gratificación. Ese objetivo, la auto gratificación, puede entonces justificar los medios, y el propósito final se vuelve algo bueno.

Entonces, el burro y la serpiente representan dos extremos del alma animal: una mente sin corazón, y un corazón sin mente. Notemos que sus argumentos son diametralmente opuestos. La serpiente seduce con la posibilidad de volverse un dios y dominar la naturaleza, mientras que el burro debate los méritos de aceptar el hecho de que la naturaleza no puede ser controlada y es constante.

¿Qué hicieron entonces Javá y Bilam,8 los dos humanos sometidos al desafío de lo que representa un animal parlante?

Para responder a esto tenemos que saber que la civilización humana se divide en tres culturas básicas, representadas por los descendientes de los tres hijos de Noaj: Shem, Jam y Iafet. Los hijos de Shem son los semitas, que incluye al pueblo judío. Los de Jam incluyen a la cultura egipcia y a las del oriente, India, Tailandia, etc. Los descendientes de Iafet representan a lo que hoy consideramos la civilización occidental, desarrollada inicialmente por sus descendientes directos, las naciones griegas.9

Los descendientes de Jam son relativamente más emocionales y los de Iafet más intelectuales. Shem representa el equilibrio entre el intelecto y las emociones, entre la mentalidad lógica fría y las pasiones calientes del corazón. Gracias a este balance, La mente de Shem se convierte en un instrumento adecuado para el estudio de la Divinidad y cómo Dios es revelado en la realidad. Al mismo tiempo, su mundo emocional es temperado por su intelecto, llenando sus pasiones de amor por toda la humanidad y los buenos valores.

Entonces, a pesar de que Bilam en este contexto es un profeta malvado antítesis de Moshé, cuyo único propósito es destruir al pueblo judío, como arquetipo en este esquema él y Java representan a Shem y al individuo moderado y balanceado por las revelaciones de la conciencia Divina de la Torá. Aunque Bilam utiliza para el mal su don de profecía Divino, sus encarnaciones posteriores10 representan la rectificación continua de su esencia. De hecho, Bilam es un descendiente de Labán, el hermano de Rivká y cuñado de Iaakov, haciéndolo parte de una muy respetada familia semítica. Podemos resumir nuestro análisis en el siguiente cuadro:

Alma             figura               facultad             cualidad               cultura

Animal          Burro          Mente racional              Frío              Iafet/Griega

                  Serpiente    Deseos del corazón     Caliente            Jam/Egipcia

Humano   Javá y Bilam    Conciencia Divina    Templado          Shem/Judía

¿Mensajes de Dios?

Para concluir, queremos referirnos a un tema que ha recibido gran atención durante los últimos años. Hay muchas personas que afirman experimentar cierto tipo de comunicación telepática con lo que ellos creen es una criatura espiritual o extraterrestre.

Sin entrar en ejemplos específicos, ni comparar unos con otros, hay ejemplos de tales comunicaciones en las tradiciones cabalísticas y jasídicas. Individuos de muy alto nivel espiritual merecieron una guía espiritual o ángel que conversaba con ellos. Pero, el hecho es que incluso cuando el individuo proviene de un origen judío rectificado y es un erudito de la Torá, es muy difícil todavía saber si esa guía se origina de lo sagrado. A veces puede ser que sea un reflejo de las acciones negativas o transgresiones cometidas por esa persona, por santa que pueda ser, y por lo tanto ese guía está tratando en realidad de engañarlo.

Incluso hay casos en que luego de haber estado conectado a un guía espiritual aparentemente positivo por muchos años, de repente este trata de seducirlo (utilizando algo similar al oportunismo de la serpiente). Ese tipo de guía espiritual le puede decir, por ejemplo, que si tiene relaciones con su esposa cuando está impura, y la relación está prohibida, entonces dará nacimiento al Mashíaj, argumentando que el Mashíaj sólo puede nacer de una relación sexual prohibida.

Encontrarse con un guía espiritual no es menos sorprendente que con una serpiente o un burro que habla. Y tampoco son diferentes de ellos en su objetivo último, probar la sinceridad y la honestidad de la persona. Para ganar el debate con ellos, tanto si hablan al corazón o a la mente, uno debe estar profundamente enraizado en la Torá y templado apropiadamente por su conciencia Divina.

¿Cómo podemos enfrentar y triunfar sobre estos desafíos? Entregándonos simple y honestamente a las enseñanzas de la Torá y al cumplimiento de las mitzvot.

NOTAS

1 Note que en los tres versos que describen la conversación entre el burro y Bilam hay exactamente 49 palabras. Como ya dijimos, 23 fueron dichas por el burro. Las otras 26 están divididas en 11 de Bilam y 15 de la narración misma. Pero esta división de 26, 15 y 11 es exactamente la de las letras de Havaiá ( י־הוה ), 15 de las primeras dos ( י־ה ) y 11 de las últimas dos ( וה ).

2 Los sabios revelan que el poder de profecía de Bilam depende de su relación “especial” con su asna. En este sentido, ella fue, como si fuera, su Javá.

3 Menos estas 5 palabras, las 44 palabras restante suman el diamante de 101, es decir, 2 veces el triángulo de 101.

4 Siguiendo nuestra anterior observación que el habla pasó naturalmente de Javá a la serpiente, ahora pasó de una manera milagrosa al burro. El valor de estos tres, Javá ( חוה ), serpiente ( נחש , najash ), y burro ( אתן , atón ) [esta es una de las dos formas en que se escribe la palabra atón en la parashá] sumados es 828, ó 36 · 23, donde 23 es la guematria de “el viviente” ( חיה , jaiá), que es el nombre original de Javá, como está explicado en otro lugar, y además el nivel del alma de donde emana el poder del habla humano. 828 es también el valor del nombre egipcio de Iosef, (Génesis 41:45) Tzafnat Paaneaj ( צָפְנַת פַעְנֵחַ ), que alude a la capacidad de entender la comunicación animal.

5 Esta es también una de las razones de que los Diez Mandamientos comiencen con “Yo soy Dios…quien los sacó de Egipto, fuera de la casa de esclavitud”, en oposición a “Yo soy Dios… el Creador de los cielos y la tierra.” El Éxodo y todo lo que involucra constituye una suspensión de las leyes de la naturaleza creadas durante la Creación.

6 Bilam fue un brujo, un profeta de las naciones que seguramente sabía que todo en la naturaleza está en manos de Dios. Él mismo dijo que está en las manos de Dios y no puede decir nada que Dios no ponga en su boca. Podría haber notado este simple argumento: un burro parlante está gritando la inconsistencia de la ley natural. ¿Cómo no lo hizo? Porque, de hecho, Bilam era un pensador racional aplicando su raciocinio al reino de lo místico. Por más mago que fuera, Bilam era en realidad un tecnólogo. Entendió y vio a Dios Mismo con limitado por las leyes que Él había creado. Para ilustrar este punto veamos la pregunta de los sabios (Berajot 7a) respecto a su proceso de pensamiento. ¿Por qué Bilam fue a maldecir al pueblo judío a pesar de que Dios le había dicho explícitamente que lo se sería permitido? Ellos contestaron que Bilam sabía que cada día, hay un pequeño momento durante el cual Dios procede con ira. A esto se refiere el verso “Dios está enojado cada día” (Salmos 7:12), a ese único momento. Bilam planeó aprovechar ese momento, cuando incluso Dios no se puede refrenar de maldecir a Su pueblo elegido. Esta es exactamente la mentalidad racional: Dios también está limitado a las leyes. Sólo que ese vínculo de Dios con las leyes yace en el reino de lo místico. ¿Qué hizo Dios para subvertir a Bilam? Escriben que por supuesto simplemente no ejercitó su ira en esos días en que Bilam planeó maldecir al pueblo.

7 Todo lo que Dios ha creado en el mundo, lo ha hecho con el propósito de servir al hombre y a cada uno de nosotros individualmente. Pero, servir a la humanidad significa acercarnos al Todopoderoso, nuestra habilidad y talento especial. Como tal, hay un elemento de respeto adicional por la Divinidad inherente encontrada en un animal que nos ha enseñado algo acerca de nuestra relación con el Creador. Cuando enseñamos a los niños (y adultos), nuestro mayor desafío es traducir nuestro conocimiento científico acerca de la amplia variedad de vida que nos rodea en observaciones significativas acerca de nosotros mismos y nuestra conducta.

8 La suma de Javá ( חוה ) y Bilam ( בלעם ) es 161, ó 7 · 23, donde 23 es nuevamente el valor de Jaiá- 161 es el valor de la frase más importante “no sé”, איני יודע , eini iodea. Los sabios aprenden de Moshé Rabeinu que la esencia del habla rectificada es siempre decir “No sé”.

9 El burro es entonces el símbolo de la cultura griega. Por cierto, la palabra hebrea para “burro” que usa la Torá en nuestra parashá es אתון , la raíz fonética de la palabra Atenas ( אתונה , Atuna), el centro de la civilización y la cultura griega. El Talmud (Bejorot 8b) describe un ingenioso enfrentamiento intelectual entre Rabí Iehoshúa ben Janania y los sabios de Atenas. Entre los muchos desafíos que le presentaron a Rabí Iehoshúa había preguntas acerca de la paradoja, a las cuales le respondió con historias acerca de burros. El tema que inició el enfrentamiento en primer lugar fue la duración de la preñez de la serpiente. La descripción del Talmud está repleta de imágenes y asociaciones ligadas a nuestra discusión y seguramente abrirá nuevas líneas de pensamiento para el lector interesado.

10 Bilam es una encarnación de Labán, y luego se encarnó en Nabal el Carmelita y finalmente en Plimo, un amigo de Rabí Iehuda el príncipe, el editor de la Mishná.

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