EL DON DE LA ORACIÓN

La Tierra Sagrada es el mayor regalo de todos

El verso inicial de la porción de Torá de esta semana comienza relatando cómo rezó Moshé para entrar en la tierra de Israel:

“Y supliqué a Dios en ese momento, diciendo.”

 El Midrash explica que cuando Dios cumple con la plegaria de una persona, puede ser see en virtud de sus méritos o, si no tienen méritos, lo hace a título gratuito. A pesar de que Moshé fue sin duda un justo y podría haber suplicado a Dios en virtud de sus buenas obras y el estudio de la Torá, eligió no hacerlo. En su lugar, imploró que Dios no lo juzgue como juzga a los justos (en realidad Moshé no se consideraba digno en absoluto), sino más bien, que pueda cumplir su deseo de entrar en la Tierra de Israel sólo como un regalo gratis. Así vemos que orar por un regalo de Dios y entrar en la Tierra Santa están esencialmente conectados unos con otros.

Esto se alude en la suma de sus valores numéricos. La guematria de “regalo gratis” (מתנת חנם, matnat jinam) es 988 (38 veces 26) y la “tierra de Israel” (ארץ ישראל, Eretz Israel) es 832 (32 veces 26), que en conjunto suman 1820 (también el número de veces que el nombre de י-הוה aparece en todo el Pentateuco), que a su vez equivale a 70, el valor de la palabra “secreto” (סוד, sod) veces 26, el valor de Havaiá (י-הוה), el Nombre esencial de Dios. Estas dos palabras yuxtapuestas, hacen alusión al versículo, “el secreto de Dios es para aquellos que le temen”, Sod Hashem Leireiav.

Con el fin de comprender el secreto de Moishé de entrar a la tierra de Israel trayendo así la redención final, notaremos que en los primeros versículos de esta parashá la raíz עבר, avar, aparece cinco veces con connotaciones diferentes. Esta raíz generalmente significa “cruzar” como en el cruce de una orilla a la otra del Jordán, pero también significa “impregnar”. Así, la declaración de Moshé “Dios estaba furioso conmigo” (ויתעבר הוי בי, Veitaver Havaiá bi) se puede entender como, “Dios está impregnado en mí”. Esto alude a la idea de que en última instancia, el paso a la Tierra Santa depende de que Dios infunda un alma Divina nueva en Moshé, con el que estará facultado para conducir al pueblo judío a la redención final. Dios, por así decirlo, debe hacer el pasaje de Su realidad Divina a nuestro mundo físico mediante la instilación de Su Divinidad dentro de Moisés, afectando así a todo el pueblo judío. Una vez que Dios haya tomado la iniciativa, Moshé, como aparece en el alma del Mashíaj, finalmente será capaz de cruzar el Jordán y entrar en la Tierra Sagrada para completar su misión de redimir al pueblo judío.

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