EL SECRETO DEL ALTAR DE LA ALEGRÍA

Una meditación sobre la porción semanal de la Torá: Ki Tavó

El Monte Eival es la montaña de la maldición, pero aunque esté oculto en el profundo significado del altar allí construido, podemos comprender que es en realidad una fuente de alegría. ¿Que pasa con el Monte Eival que se transforma de una montaña estéril en un potencial oculto del árbol de la vida? En esta meditación el rabino Ginsburgh indaga en el profundo significado del altar milagroso del Monte Eival y cómo su imagen refleja el epítome de nuestro servicio a Di-s y su alegría resultante.

El Altar Milagroso sobre el Monte Eival

Las palabras de la Torá son para toda la humanidad 

y deben llegar a todos los pueblos de la tierra

En la porción Ree profundizamos acerca de las bendiciones y maldiciones que el pueblo judío recibió en los montes Guerizim y Eival. La porción de esta semana se centra en el Monte Eival, con el mandamiento de construir sobre él un altar de enormes rocas que no hayan sido cortadas por el hierro. Este altar es único porque Di-s nos ordenó escribir todas las palabras de la Torá en sus piedras, por lo que sirve para dos propósitos: 1) para la ofrenda de sacrificios, que representa nuestro servicio a Di-s, y 2) como símbolo material de la transmisión de las enseñanzas de Di-s al pueblo judío y a toda la humanidad. Las últimas dos palabras de la ordenanza de escribir las palabras de la Torá sobre las piedras son baer heitev, “explicar perfectamente”. El famoso comentador bíblico Rashi, nos explica que esta frase es una directiva de escribir toda la Torá en las piedras de su altar en 71 idiomas, hebreo y los 70 lenguajes de los pueblos de la tierra, cosa que en si es algo milagroso. Esto nos enseña que las palabras de la Torá son para toda la humanidad y deben llegar a todos los pueblos de la tierra.

Las Rocas de Hierro que no pueden ser Tocadas por el Hierro

Sus piedras fueron tomadas del lecho del río Jordán, con la especificación de que debían ser grandes y enteras, sin que ninguna herramienta de hierro se haya posado sobre ellas, prohibición que también se aplica a las piedras del Templo de Jerusalem. Explican nuestros sabios que los instrumentos de hierro, tales como cuchillos y espadas, son usados para cortar la vida, por lo que son la antítesis del altar, cuyo propósito es prolongar la vida, tanto cuantitativa como cualitativamente. Sin embargo, en una aparente contradicción con este concepto, la porción de la Torá Ekev (Deuteronomio 8:9) describe las piedras de la Tierra de Israel como “hechas de hierro”.

Maljut, el reinado, es el atributo del corazón más vulnerable a la negatividad

En la Torá se mencionan siete metales, correspondientes a los siete atributos del corazón. El hierro es el metal que corresponde al atributo de maljut, “reinado”, el atributo del corazón más vulnerable a la negatividad. Puede ser positivo, pero más a menudo experimentamos un reinado negativo, ya que la conducta que lo rige deriva del egocentrismo en el alma. Esto deriva en el reinado negativo que utiliza el hierro para cercenar la vida. Por el contrario, las piedras ferrosas de la Tierra de Israel representan el reinado sagrado, positivo. El Templo del futuro será construido con hierro porque entonces el atributo del reinado será absolutamente santo.

Los Diez Mandamientos

La primera vez que las palabras de la Torá fueron grabadas en la piedra lo fue sobre las dos tablas de los Diez Mandamientos, cinco en cada una. En el conjunto de versos que nos ordena tallar las palabras de la Torá sobre las piedras del altar del Monte Eival, la palabra avanim, “piedras” esta escrita cinco veces, siempre en plural. En el Talmud aprendemos que siempre que cada cosa es mencionada en la forma plural, se refiere a dos, que es la mínima forma del plural. En dos de las cinco instancias aparece como haavanim, “las piedras”. Enseñan nuestros sabios que esto significa que se agrega otra adicional. Entonces, hay diez piedras aludidas en las cinco apariciones de avanim, más dos adicionales por cada haavanim. Esto hace que haya en total 12 piedras, una por cada tribu de Israel. El hecho de que avanimaparezca dos veces como haavanim alude a la división de las diez piedras en dos secciones de cinco y cinco, como en los Diez Mandamientos. Vemos así que las piedras del altar del monte Eival son una manifestación más completa de los Diez Mandamientos.

El Árbol de la Vida: El altar sobre el que está grabada la Torá brinda sustento espiritual al mundo entero

En nuestro versículo las palabras mizbaj avanim, “altar de piedras”, tienen el mismo valor numérico que etz, “árbol”, 160. Aunque el Monte Eival es estéril, el altar a ser construido específicamente sobre esta montaña equivale y alude a un “árbol”. El altar sobre el cual está grabada la Torá para todos los pueblos de la tierra brinda sustento espiritual al mundo entero. El árbol de esta montaña estéril es el Árbol de la Vida. Luego de referirse a este como un “altar de piedras”, también lo llama “altar de Di-s, tu Di-s”, mizbaj Hashem Elokeja. El valor numérico de esta frase es 149, que sumado a 160 suma 309, el valor numérico de sadé, “campo”. Así, las dos frases que describen el altar apuntan al árbol del campo, tema discutido en la porción Shoftim.

Las Rocas Enyesadas

De manera excepcional, Di-s ordenó que las rocas del altar del monte Eival sean cubiertas con sid, yeso. Las letras de sidshin-iud-dalet, son una permutación de las letras del Nombre de Di-s Shakaishin-dalet-iud. El valor numérico de sid es 314, igual que hasadé, “el campo”, por lo tanto, vemos que este altar de rocas alude al árbol del campo. Como meditamos en nuestra meditación de la parashá Shoftim, el árbol del campo representa al hombre. La frase “el árbol del campo” equivale a “la afabilidad y la serenidad del Todopoderoso”, noam Shakai. En nuestro contexto, la palabra noam significa lo placentero de la Torá, cuyos “caminos son caminos placenteros”, que se manifiestan ahora en la montaña de la maldición en este altar milagroso.

Transformando el Milagro en Alegría

La imagen de este altar de piedras es el punto culminante de nuestra meditación de las porciones EkevRee y Shoftim. Representa la síntesis de nuestro servicio Divino –nuestro sacrificio a Di-s- y la alegría de entrar a la Tierra de Israel para servir a Di-s, como narra el comienzo de la presente perashá. La alegría es la dimensión interior de biná, “entendimiento”. El monte Eival representa a biná, y aunque parece ser una fuente de maldición, en realidad es la fuente de la alegría. Esta alegría se exterioriza y esparce a través de las palabras de la Torá talladas en la cúspide del monte para abrazar a todas las naciones de la tierra.

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