EL SECRETO DEL LLANTO

De un shiur del rabino Itzjak Ginsburgh, 30 de Kislev 5772

La historia de Iosef y sus hermanos llega a su clímax: 

“Y Iosef no pudo resistirse… y comenzó a sollozar…

Y Iosef dijo a sus hermanos: Yo soy Iosef, acaso mi padre sigue vivo.”

“וְלֹא יָכֹל יוֹסֵף לְהִתְאַפֵּק… וַיִּתֵּן אֶת קֹלוֹ בִּבְכִי… וַיֹּאמֶר יוֹסֵף אֶל אֶחָיו אֲנִי יוֹסֵף הַעוֹד אָבִי חָי”

La revelación de Iosef acompañada por lágrimas. Esta no es la primera vez que Iosef llora, ni la última, ya que aparece inmediatamente a continuación “y se echó sobre el cuello de su hermano Benjamín y lloró, y también Benjamín lloró sobre su cuello. Y besó a todos sus hermanos, y lloró por ellos”. En total, la palabra “y lloró” se repite con Iosef siete veces – ¡más que cualquier otra figura en la Biblia!

A primera vista puede parecer sorprendente, después de todo sabemos que Iosef era maravillosamente inteligente como rey y director, como gobernante y dirigente de alma, y se podría pensar que tal persona no es alguien que llore a menudo. Pero resulta que Iosef no es un sabio carente de emociones. Él controla sus emociones, las guía y los dirige, aunque no es frío ni distante. Pero hay que profundizar en el significado del llanto, y no conformarse con una conclusión general de que el llanto es una expresión de las emociones.

Los llorones del Libro de Bereshit

Tal como con todo otro concepto, es correcto meditar en sus diferentes apariciones en la Torá, comenzando desde la primera de ellas. El primer personaje de la Torá que aparece llorando es la esclava de Sará, Hagar. A Hagar la encontramos vagando por el desierto con su hijo Ishmael, y cuando este agoniza se sienta a su lado “y elevó su voz y lloró”. No está claro si este llanto es bueno o malo, si en una situación como esta una madre puede bajar los brazos y simplemente sentarse a derramar lágrimas de desesperación e impotencia. Parece pues que como muchos conceptos en la Torá también el llanto se halla por primera vez en la Torá en un sentido negativo.

La segunda es la muerte de Sará “y Abraham vino a honrar a Sara y a llorarla.” Este es por seguro un grito positivo, está plenamente justificado llorar por la muerte de Sará. El llanto en el obituario y el luto por la muerte de alguien querido no es una debilidad sino una actitud correcta y adecuada, que incluso es alentada por la halajá, tanto para honra del fallecido como para la curación espiritual de los dolientes (y si existe una aceptación sociocultural tragarse las lágrimas y evitar el llanto ¡esto es un gran error!).

El tercer llorón es Eisav, después que descubre que Iaacov fue bendecido en su lugar, “y Eisav elevó su voz y lloró”.  Esta es la primera aparición de la forma “y lloró” en masculino, y luego se repite muchas veces, pero esta vez está en un contexto negativo, donde Eisav el malvado rompe en un llanto de dolor y desesperanza. Así está explicado en Cabalá y Jasidut que “las klipot”, el lado impuro y el otro lado de lo sagrado, aman el llanto y la tristeza, mientras que del lado de lo sagrado se levanta la bandera del servicio a Dios con alegría.

Y nuevamente el péndulo se mueve hacia el otro lado: el que llora ahora es Iaacov, cuando se encuentra por primera vez con Rajel, “Y Iaacov besó a Raquel, y alzó su bastón y se echó a llorar.” Es un tipo diferente de lágrimas. En las tres apariciones anteriores, a pesar de sus diferencias, el llanto se asoció con una pérdida, pero el llanto de Iaacov, literalmente, es uno que expresa cercanía. Iaacov el perseguido encuentra de repente un “alma gemela” de su familia y llora como quien encuentra a un hermano amado después de una larga separación.

La siguiente vez lloran Iaacov y Eisav juntos, en el encuentro falso que tuvieron, “y corrió Eisav hacia él y se abrazaron y cayó sobre su cuello y se besaron y lloraron”, y nuevamente es un llanto no muy claro, si Eisav lo besa y llora de verdad y de todo corazón. También lo sabios discreparon entre ellos acerca de este asunto (como explica Rashi).

Pero de aquí en adelante, el llanto “queda en la familia” de Iaacov, como si hubiera encontrado su lugar correcto. El siguiente llanto conecta entre a Iaacov con Iosef, después de que Iaacov pensó que “Iosef fue destrozado por las fieras”, está dicho: “y lo lloró su padre”. Aunque de acuerdo a Rashi se refiere a que Itzjak el padre de Iaacov (que todavía estaba vivo) compartió también el duelo de Iaacov. Supuestamente volvemos a las lágrimas por una pérdida, pero Rashi agrega “Itzjak estaba llorando por el sufrimiento de Iaacov, pero no estaba de duelo, porque sabía que (Iosef) estaba vivo.” Entonces aquí el llanto no es por una pérdida sino justamente por compartir el sufrimiento.

Lágrimas de influencia

Y de nuevo llegamos a Iosef el justo, igual a su padre en todo y también en cuanto al llanto. Cada encuentro de Iosef con sus hermanos estaba acompañado de lágrimas, primero Iosef se esconde y se aparta a un lado para llorar (dos veces en la parashá anterior), y finalmente se permite llorar a viva voz hasta que besa a su hermano y llorar por ellos (¡tal cual como sucedió entre Iaacov su padre con su madre Rajel!).

Hasta ahora hemos visto el llanto negativo de la desesperación, y vimos el llanto positivo del luto, de compartir el sufrimiento. Pero, ¿qué es el llanto de Iosef? Parece un llanto que expresa compasión, como se dice expresamente en el segundo llanto de Iosef “y Iosef se apresuró porque se compadeció de sus hermanos y le vino el llanto y se fue a su cuarto y lloró allí.” Podemos asociar fácilmente entre la misericordia y el llanto, lo que despierta compasión puede llevar también a llorar a una persona sensible, y quien tiene dentro un corazón de piedra sin misericordia no llora nunca.

Pero aquí tenemos que distinguir la diferencia sutil e importante entre la auto compasión y la misericordia verdadera. El llanto de la autocompasión es completamente pasivo, fortalece el ego y se convierte en negativo. Pero la verdadera misericordia se dirige al prójimo con altruismo e influencia (de fluir). Así Iosef el Justo es el “mashpía beetzem”, “el dador por esencia”, como vemos que alimenta y provee a todos, y de acuerdo a la Cabalá Iosef representa a la sefirá de Iesod, “fundamento”, que hace fluir a las que están por encima hacia el receptor (como el fluir de la simiente de la verdad de macho a la hembra). En consecuencia, también el llanto de Iosef es una clase de influencia, que permite incluso asemejar las lágrimas que salen de los ojos como una suerte de brindar desde su interior.

Así como el llanto de Iosef proviene de su padre Iaacov, también proviene de su madre Rajel, “Rajel llora por sus hijos”. Rajel y sus hijos representan el mundo revelado, “alma deitgalia” (frente a Lea, “alma deitcasia”, el mundo de lo oculto, como explicamos en la parashá vaietzé). Por eso quieren brindar y revelar todas las cosas buenas que están escondidas, llevarlas desde lo oculto a lo revelado. Pero la transición de lo oculto a lo revelado está “atascada” a veces en el “meitzar”, la parte estrecha, y requiere un esfuerzo muy grande para pasar el estrecho y poder influenciar. Este esfuerzo es el llanto de Rajel y Iosef. El angosto estrecho del fluir es también el secreto del “tzavaar”, el cuello referido aquí (Iosef llora sobre el cuello de Biniamín y Biniamín llora sobre el cuello de Iosef), porque el cuello es el estrecho que conecta el cerebro (lo oculto) con el corazón (lo revelado). 

El llanto atrapado en el corazón

Hasta ahora nos hemos referido a las lágrimas de dolor y tristeza en general como algo negativo, porque se nos manda “Servid al Señor con alegría”. Pero en realidad hay que diferenciar entre la tristeza misma en positiva y negativa, como se puede hallar en muchos lugares del Tanaj y de los sabios de bendita memoria donde se trata de una manera positiva al dolor y el llanto del hombre en relación a su condición inferior, por ejemplo en las palabras del rey David sobre sí mismo en el libro de Tehilim.

El refinamiento de la depresión es uno de los temas centrales de los que se ocupa el Admur Hazakén en el Libro de Tania. En pocas palabras, diferencia entre la tristeza negativa de la depresión que mata, y la tristeza positiva cuya definición exacta es la amargura, cuando el corazón se quiebra por la sensación de mi lejanía de Hashem. Un llanto como este, que surge de un corazón quebrado, no es una señal de duelo y desesperanza, sino que purifica el corazón y trae la teshuvá y la rectificación permanente.

Asombrosamente, la tristeza – amargura no contradice la alegría, las palabras del Zohar (citado por el Tania) “בכיה תקיעא בלבאי מסטרא דא וחדוה תקיעא בלבאי מסטרא דא“, “el llanto atascado en mi corazón de un lado y el contento atascado en mi corazón del otro lado”. El corazón puede soportar simultáneamente las dos tendencias psicológicas opuestas, llorar por mi tristeza y la alegría que Dios está conmigo en cualquier situación.

El llanto de la revelación del secreto

El llanto y la jovialidad que están juntos en el corazón, nos traen a una nueva dimensión más profunda todavía. Sabemos que en los momentos de gran alegría brotan de repente las lágrimas de nuestros ojos (y si no lo recuerdas, abre el primer álbum de bodas que llegue a tus manos y presta atención a los padres bajo el palio nupcial…). Ese es el llanto que surge cuando el corazón no puede contener la grandeza del momento, cuando sentimos que se ha revelado algo demasiado grande y sublime para nuestra capacidad, tan bueno y bello que simplemente queremos llorar. ¿Tal vez ese llanto es una combinación de alegría con nostalgia o tristeza escondida por la distancia a que me encuentro de esta belleza pura?

Realmente es difícil saber, porque este llanto proviene de lo más íntimo del alma, de la “iejidá shebanefesh”, el nivel de “Unidad del alma”, donde los opuestos ya no son opuestos, una alusión a esto: בכיה, bejiá, “llanto”,  tiene la misma guematria que “יחידה, iejidá, “Unidad” (y para completar, חדוה, jedvá, “alborozo”, tiene la misma guematria de חיה, jaiá, “viviente”, también es un nivel superior del alma, pero Iejidá está por encima. La raíz del llanto es más elevada que la raíz del alborozo).

Ahora, los sabios explican que cuando Iosef estaba llorando en el cuello Benjamin, lloraba por los dos templos que se iban a construir en la tierra de Biniamín y se iban a destruir, y Biniamín lloraba por el Tabernáculo que en el futuro iba a estar en la tierra de Iosef e iba a ser destruido. Si es así, esto es un llanto por un gran sufrimiento, pero además de esto, el llanto está relacionado con el hecho mismo de la revelación del secreto oculto, del futuro lejano. Así surge en especial del libro del Zohar, donde está explicado además que cuando Iosef besa a todos sus hermanos y llora sobre ellos, llora por la destrucción y el exilio de las diez tribus desparramadas entre las naciones. 

Sin embargo, está explicado en el Zohar, Iosef y Biniamín lloraron pero los otros hermanos no: 

“ולא כתיב ויבכו, דהא איהו בכה דנצנצה ביה רוחא קדישא,

ואינון לא בכו דלא שרא עלייהו רוח קודשא”

“No está escrito “y lloraron”. El lloró porque tuvo un destello de Ruaj Hakodesh,

y ellos no lloraron porque se posó en ellos el Ruaj Hakodesh”.

El llanto es el resultado del “Destello del Espíritu Sagrado”, y los hermanos de Iosef todavía no lo habían merecido (tal vez porque no terminaron de reparar sus pecados).

Del mismo modo, se cuenta en el Zohar sobre Rabí Akiva que oyó de Rabi Eliezer los secretos ocultos en El Cantar de los Cantares, “y los ojos de Rabi Akiva derramaban agua”. Este es el llanto superior a todos, de la revelación de los secretos de la Torá y la revelación de la esencia del alma, la Iejidá del alma. Un llanto como este es el que anuncia la redención futura pronto en nuestros días, como la profecía del profeta Irmiahu en su profecía de mayor consuelo, esa predicción que también habla de Rajel que llora por sus hijos (y ciertamente se puede llorar cuando se la lee): [Irmiahu / Jeremías 31:7-8]

“הִנְנִי מֵבִיא אוֹתָם מֵאֶרֶץ צָפוֹן וְקִבַּצְתִּים מִיַּרְכְּתֵי אָרֶץ בָּם עִוֵּר וּפִסֵּחַ הָרָה וְיֹלֶדֶת יַחְדָּו קָהָל גָּדוֹל יָשׁוּבוּ הֵנָּה. בִּבְכִי יָבאוּ וּבְתַחֲנוּנִים אוֹבִילֵם אֶל נַחֲלֵי מַיִם בְּדֶרֶךְ יָשָׁר לֹא יִכָּשְׁלוּ בָּהּ כִּי הָיִיתִי לְיִשְׂרָאֵל לְאָב וְאֶפְרַיִם בְּכֹרִי הוּא”.

“He aquí, yo los traeré de la tierra del norte y los reuniré de los confines de la tierra. Entre ellos estarán el ciego y el cojo, la embarazada y la parturienta juntos. Una gran comunidad volverá aquí. Con llanto vendrán y con súplicas los guiaré a las corrientes de agua en un camino recto, no tropezarán. Porque he sido un padre para Israel, y Efraím es Mi primogénito”.

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