LA SABIDURÍA DEL REY SALOMÓN. LA RELACIÓN INTEGRAL ENTRE LA TORÁ Y LA CIENCIA

Introducción

Este artículo tiene la finalidad de brindar una comprensión de largo alcance sobre la relación integral entre la Torá y la ciencia. Vemos que para algunos las esferas de la Torá y de la ciencia deben mantenerse separadas sin lugar a dudas; para otros, sin embargo, la Torá es una fuente completa de sabiduría y conocimiento que hace prescindible a la ciencia; otros sostienen que la ciencia provee una explicación completa y en expansión de todo el universo tal que no requiere la ingerencia de fuerzas divinas.

El punto de vista exclusivo de “la Sabiduría del Rey Salomón” es que no sólamente la Torá y la ciencia deben interactuar, sino que lo deben hacer de una manera precisa y específica. En este punto de vista, ocupa un lugar central el concepto que la ciencia es la expresión más reciente y avanzada de la Jojmat Haumot (“la sabiduría de las naciones”). Definiéndola así, la relación entre la Torá y las ciencias constituye la instancia cúlmine de la interacción entre la Torá y la sabiduría de las naciones.

También hemos estudiado en “La Sabiduría del rey Salomón” que el mundo fue creado en un estado de bondad y perfección, por lo que el pueblo judío con la ayuda de la Torá y las naciones con la ayuda de su sabiduría se esfuerzan en restaurar eas perfección.

La notable innovación conceptual de “La Sabiduría del Rey Salomón” es la descripción precisa del proceso por el cual la interacción entre la Torá y las ciencias contribuyen al proceso de rectificación del mundo. Las ciencias contienen chispas de divinidad y verdad que revelan las maravillas de la creación. El conocimiento científico debe ser refinado con la sabiduría de la Torá, siendo la esencia de tal rectificación la inyección de la fe pura en la sabiduría de las ciencias. Así, la Torá fertiliza esta sabiduría con el poder de la fe y la creencia, transformando el conocimiento científico en un instrumento clave en la revelación de los secretos de la Torá.

El auge contemporáneo de la física y la cosmología -donde los científicos están haciendo preguntas acerca del origen del universo que eran consideradas completamente fuera de las frodel discurso científico hasta no hace mucho tiempo- nos provee de un escenario más plausible para la fertilización de las ciencias por medio de la sabiduría de la Torá.

Rectificar el Mundo

Todo lider judío verdadero posee una visión clara y un plan de cómo restaurar el mundo en toda su integridad a su estado original de bondad y perfección (y, por cierto, de cómo elevar al mundo a un estado de conciencia Divina nunca antes experimentado). Este es el objetivo de toda la humanidad, tal como proclamamos en la plegaria Aleinu: “rectificar el mundo bajo el reinado del Todopoderoso”.

De todos los personajes bíblicos el rey Salomón fue el que más demostró poseer este tipo de pensamiento. Sabía cómo tratar apropiadamente con las naciones del mundo (muchas de las cuales vinieron a Jerusalem para verlo y visitar el Templo sagrado que construyó) y elevar sus sabidurías y sus sentidos culturales intrínsecos de la belleza y la estética.

Esta conciencia se manifestará en forma consumada en la persona del Mashiaj, de acuerdo con el Rambam: “El rectificará el mundo entero… para servir juntos a Di-s, como está escrito: ‘En ese tiempo, traeré a todas las naciones a hablar una lengua, a dirigirse a Di-s y a ServirLo unidos’”.

La rectificación del Mundo a través de los Siete Mandamiéntos Noájicos

Los instrumentos de la Torá para rectificar las setenta naciones del mundo son los siete mandamiéntos noájicos.

El Rambam explica que Di-s ordenó a Moisés enseñar a todos los pueblos del mundo a aceptar estos mandamientos. Todo no judío que los acepte y sea cuidadoso en su observancia, escribe el Rambam, llega al status de “justo gentil” y por eso es digno de un lugar en el Mundo por venir. Por supuesto, esto es verdad sólo cuando observa estos mandamientos porque le fue ordenado por Di-s en la Torá, de tal manera, la verdadera rectificación de las naciones ocurre cuando se entregan de verdad –como el pueblo judío- al yugo del Reino de los Cielos, seg[un como está revelado en la Torá.

Esta rectificación, como todo proceso de crecimiento espiritual, debe ocurrir según el orden de “sumisión, separación y dulcificación”, como enseño el Baal Shem tov. Primero, las naciones deben someterse al pueblo judío, los custodios y maestros de la Torá, ya que la Torá es la fuente única y definitiva de su obligación de cumplir los siete mandamientos que se les dió. La verdadera sumisión –tanto del hombre a Di-s como del hombre a su prójimo- es la forma que tiene el alma de agradecer el regalo de la verdadera iluminación.

A pesar de la centralización explícita de la Torá en la nación judía, hay por cierto mucho en ella que puede iluminar e influenciar a las naciones del mundo según su nivel. (esto es similar a la enseñanza de nuestros sabios que Di-s suspendió el monte Sinaí sobre el pueblo judío para obligarlos a aceptar la Torá. Se enseña en jasidut que la “montaña” es de hecho el amor infinito de Di-s, Di-s presionó al pueblo judío a aceptar Su Torá abrumándolos con Su amor).

Luego de su sumisión, las naciones deben reconocer la separación, es decir, la diferencia entre ellos y el pueblo judío.

Sólo luego de la separación viene la dulcificación, la complesión, la transformación de las naciones mencionada antes: “Yo traeré a todas las naciones… a dirigirse a Di-s y servirLo juntos”. De acuerdo con nuestros sabios, hay setenta naciones no judías arquetípicas y todos los no judíos, pasados, presentes y futuros pertenecen a una de ellas. Como se enseña en jasidut, estas setenta naciones son un reflejo de los siete atributos Divinos emocionales y conductales (midot), desde jesed hasta maljut. Esta es la fuente de su nutrición espiritual y se manifiestan en el cuerpo del ser humano como su torso y sus miembros. Por el contrario, el pueblo judío son un reflejo de los tres atributos intelectuales Divinos superiores jojmábiná y daat. El nombre de la nación judía, Israel, en hebreo es una permutación de las palabras li rosh, “una cabeza para Mi”.

Los siete mandamientos noájicos coresponden a los siete atributos Divinos que son el origen de las setenta naciones. Al aceptar este mandamientos, las naciones imbuyen sus emociones con el intelecto Divino y así las rectifican, lo que resulta en que las naciones sienten la bondad Divina asociada con los mandamientos que cumplen.

La rectificación de la Sabiduría de las Naciones

Además de la aceptación de los siete mandamientos noájicos por parte de los no judíos, la rectificación del mundo depende además del refinamiento de la sabiduría de las naciones. Nuevamente obtenemos una indicación de esto en los escritos del rey Salomón: “Di-s le dió sabiduría a Salomón… y la sabuduría de Salomón aumentó y se volvió el más sabio de todas las personas, y su fama se extendió por todas las naciones. El enseñó tres mil parábolas y era capaz de hablarle a los árboles, a los animales, a las aves, a los insectos y a los peces. Y todas las naciones vinieron a escuchar la sabiduría de Salomón” (Reyes I 5:9-14).

Nos enseñan nuestros sabios que las naciones poseen por cierto sabiduría humana, pero no la sabiduría Divina de la Torá (Eijá Rabá 2:13). Por lo tanto su sabiduría necesita ser refinada y elevada por la Torá, que fue dada exclusivamente al pueblo judío. Luego de que la sabiduría de las naciones experimente esta verdadera “conversión”, la Torá puede incorporarla a la fe pura de Israel. Este es el significado místico de la declaración “cree en la sabiduría de las naciones, tomando la palabra “cree…” (taamin) como “reune [la sabiduría de las naciones] bajo las alas de la fe”

Podemos hacer esto de la misma forma en que lo hizo el rey Salomón, con la fortaleza y la santidad inherente en la sabiduría de la Torá. Como está escrito: “El rey Salomón posee la sabiduría de Di-s, que lo faculta a administrar justicia”. El fue capaz de aplicar la sabiduría de la Torá a la de la naturaleza y a la de la realidad material, como está escrito: “la sabiduría de Salomón floreció” y se multiplicó, como está dicho: “Di-s otorga [la] sabiduría [para aplicar la Torá a la sabiduría mundana] sólo a aquel que ya posee [la] sabiduría [de la Torá]” y en forma similar: “Di-s brinda sabiduría al sabio y conocimiento al sabio”.

Como enseña jasidut, la sabiduría de las naciones contiene “chispas” de divinidad y verdad –a veces abiertamente, a veces de forma oculta- que nosotros somos llamados a refinar e incorporar dentro del área de la santidad. Por otra parte, hay una conección esencial entre los descubrimientos de las ciencias naturales y las revelaciones de la sabiduría esotérica de la Torá. Como está explicado en el Zohar y en jasidut, el desborde de agua desde arriba y desde abajo que ocurrió durante el diluvio de Noaj –“se abrieron todos los manantiales de las grandes profundidades y las ventanas de los cielos fueron abiertas” (Génesis 7:11)- alude a la revelación simultánea y complementaria de sabiduría Divina y mundana. Las ciencias naturales son reveladas desde abajo, mientras que los cielos se abren para revelar la sabiduría oculta de la Torá.

La Rectificación de las Artes y las Ciencias

Lo que se aplica a la sabiduría de las naciones se aplica también a sus artes. Está escrito “Di-s embecellerá a Iafet y el morará en las tiendas de Shem” (Génesis 9:27, Meguilá 9b). ShemIafet y Jam fueron los hijos de NoajShem es el progenitor del pueblo judío y Iafet de Iavan (Grecia), la cuna de la civilización secular.

El verdadero lider judío es de mente suficientemente abierta como para reconocer la belleza que existe en la cultura no judía y no se siente amenzado por ella. No trata de acomodar (“torcer”) su judaísmo para acomodarlo a la cultura secular, sino más bien refinarlo y robustecerlo con la fortaleza de la sabiduría de la Torá. (Como ya explicamos, Israel es li rosh –el judío es la cabeza, el asiento de la sabiduría). Aplica la sabiduría de la Torá a la música y las artes visuales (incluyendo la arquitectura), sigún el indicio que dió el rey Salomón, quien construyó la estructura más magnífica de la tierra, el Templo Sagrado, coleccionó tesoros de arte y tenía una compañía de cantores (Eclesiastes 2:8).

En el presente, la verdadera expresión judía de belleza yarte está en el exilio. En virtud de su inmersión en la sabiduría de la Torá, el lider judío sabe cómo refinar la belleza y el arte que está disperso por el mundo y redimirlos. Este proceso, como el refinamiento de la sabiduría secular, es un proceso que consiste en elevar las chispas de santidad que estan dispersas en la creación.

Para rectificar todos los aspectos del arte y la ciencia secular, es necesario dominar el poder de todos los aspectos de la Torá, tal como es, pura y completa. Esto significa que el lider judío debe ser versado e imbuido en las cuatro facetas de la Torá: sus significados literal, alusivo, homielético y esotérico. A través de la rectificación de las artes y las ciencias, se revelan nuevas facetas de la Torá. (Por cierto, el valor numérico de las palabras hebreas omanut [arte]:497 y madá [ciencia]: 114 es equivalente a la palabra Torá: 611). La Torá inpira la unificación de los dominios primarios del esfuerzo humano, el arte y la ciencia, por lo que es bendecido a cambio con la revelación de dimensiones más y más profundas de su propia sabiduría Divina.

Más en profundidad: las dimensiones de sabiduría aún no reveladas, tanto seculares como Divinas, son llamadas en cabalá y jasidut “oscuridad”. La Torá inspira la revelación de dimensiones aún no reveladas de la oscuridad inferior, el arte y la ciencia, produciendo que se revele, en retribución, la oscuridad superior, dimensiones de la Torá no reveladas aún.

Como se mencionó antes, el conocimiento secular -la sabiduría de las naciones- tiene una orientación relativamente corporal, mientras que el conocimiento Divino de la Torá -la sabiduría de Israel- está orientada hacia la cabeza. Las aguas superiores de la saniduría de la Torá son relativamente “teóricas”, mientras que las aguas inferiores de la sabiduría secular son relativamente “prácticas”. Los sabios enseñan que nuestra tarea en este mundo es aplicar ese conocimiento relativamente teórico de la Torá a nuestra vida cotidiana en el cumplimiento de sus mandamientos en la acción, pero en el futuro la acción misma suscitará el conocimiento. Como ampliación de esta enseñanza: ahora las aguas superiores de la Torá inspiran a las aguas inferiores del conocimiento secular a elevarse desde el abismo (la oscuridad inferior), pero en el futuro, las aguas inferiores incitarán a revelarse a la oscuridad superior de los secretos ocultos de la Torá. Según las palabras del jasidut: “entonces el cuerpo impregnará el alma (la cabeza) y la Esencia Divina (la oscuridad superior) se volverá Luz.

El Rey Salomón y el Mesías

Involucrarse con la sabiduría y el arte de las naciones del mundo requiere suma precaución. El deseo o “pasión” del rey Salomón (1 reyes 9:1) de rectificar el arte y la ciencia mundanas –la atracción que sentía por la estética y la cultura de las naciones- llegó así a afectar adversamente su devota obediencia a las leyes de la Torá. La Torá le permite a un rey desposar a dieciocho esposas, pero por tratar de elevar toda la belleza y la sabiduría no rectificadas de las naciones (corporizada en la princesa de cada nación) el rey Salomón desposó a mil esposas, como está dicho: “El rey Salomón amó a muchas mujeres extranjeras y tuvo muchas esposas, que sumaron setecientas y trescientas concubinas (ibid. 11:1-3).

Al descender para depurar el arte y la sabiduría de las naciones, se debe ser cuidadoso de asumir el rol de influenciador y no de influenciado, porque de lo contrario bien podría ser atrapado en las (todavía) garras de la cultura foránea. Hasta que maljut sea rectificado, el iesod (el poder sexual masculino) debe conducir y no ser conducido. Sólo el maljut rectificado, la conciencia femenina rectificada asociada con la naturaleza, su belleza y sabiduría, es capaz de canalizar al iesod según su deseo. Hasta entonces, el iesod debe saber cómo controlarse y limitarse para armonizar su relación con maljut.

El Mashiaj, un descendiente directo de los reyes David y Salomón, rectificará completamente la pasión del rey Salomón por elevar la belleza y la sabiduría inherente en la naturaleza y manifestada en las naciones de la tierra. El Mashiaj será mas sabio incluso que el rey Salomón y sabrá cómo elevar a las naciones y redimir sus chispas de sabiduría.

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