LA VERJA ELECTRIZANTE

Visto superficialmente, la directiva de la Torá de rodear el techo de nuestra casa con una verja es algo obvio y práctico, pero como todas las palabras de la Torá, oculta dentro de si distintos niveles de significado. En esta meditación, el rabino Ginsburgh rastrea el significado profundo de la imagen de la casa, el techo y la verja. Cuando vivimos nuestras vidas de acuerdo con el contenido que hay en el interior de estos conceptos, podremos dominar la energía electrizante necesaria para redimir las 288 chispas primigenias que cayeron y acelerara así la redención.

 El Valor de la Vida

En esta porción semanal de la Torá, Ki Tetzé, Di-s nos instruye construir una defensa alrededor del techo de nuestros hogares para prevenir que alguien se caiga y pierda la vida (Deuteronomio 22:8).

Este mandamiento es el origen de la directiva general de hacer lo que sea necesario para prevenir el peligro y el derramamiento de sangre, particularmente en nuestro propio hogar. La imagen de la defensa alrededor del techado es la del valor que se le da a la vida. 

La Conexión con el Mashíaj

La imagen del techo también se asocia con la del Mashíaj. En los Salmos 102:8 el rey David escribe:

He sido diligente

y me he vuelto como un ave solitaria en el tejado

El ave es la imagen del Mashíaj (como está explicado por el rabino Ginsburgh en Vaetjanán), que se describe como un pájaro posado en un nido en el Jardín del Edén esperando para redimir al mundo. En este verso de los Salmos, la imagen del redentor es la del pájaro en el tejado.

En el relato del Midrash (Ialkut Shimoní, Isaías 60:499), aparece nuevamente en el tejado, pero esta vez como un ser humano. El Rebe de Lubavitch cita a menudo este Midrash, en el cual el Mashíaj está parado en el techo del Templo de Jerusalem y se dirige al Pueblo Judío diciendo: “Humildes, el tiempo de vuestra redención ha llegado”. (La humildad es la característica básica que se necesita para merecer la redención)

Obviamente, un ave no necesita una cerca en el techo, por lo que este mandamiento se refiere claramente a las personas. El versículo apoya la necesidad de una defensa diciendo “no pondrás ‘sangre’ (dam) en tu hogar”. Las dos letras de la palabra hebrea dam, dalet-mem, son las dos últimas de la palabra adam“hombre”, alef-dalet-mem. Si una persona cae del techo y pierde la vida, es la dam la que se destruye, sólo la dalet y la mem de adam necesitan esa protección. La alef queda intacta, es el pájaro interior del alma del adam y es eterna. 

La Novedad Mesiánica

Nuestro versículo especifica que se debe colocar una valla cuando se construye una casa nueva, implicando que toda casa antigua ya ha sido construida con ella. La casa nueva también alude al nuevo tercer Templo.

El concepto de novedad siempre se relaciona con Mashíaj, quien nos enseña la nueva dimensión interior de la Torá. El mandamiento de construir una defensa alrededor del techo de nuestra casa nueva es exclusivo respecto a su expresión de una conciencia de novedad mesiánica. 

La Casa – La Torá Escrita

El concepto de la casa también se vincula con la Casa de Israel y con el linaje del Rey David y del Mashíaj, llamado “la Casa de David”.

En nuestra meditación, la imagen de la casa es la de la Torá Escrita (los cinco libros de Moisés, los Profetas y las Escrituras) que proviene de la facultad de jojmá, la “sabiduría” y es una facultad relativamente masculina. 

El Techo – La Torá Oral

Nuestro versículo comienza con las palabras “Ki tivné“, “cuando construyas…”. La palabra hebrea tivné también puede leerse como tevuná, “un pensamiento profundo”. Tevuná es el origen de la Torá Oral. (La tradición oral comienza con los Patriarcas. Está compuesta por las leyes y tradiciones comunicadas de generación en generación.) Es una mentalidad relativamente femenina.

Cuando construimos una casa nueva, construimos (tivné) desde la facultad de tevuná. Es el lugar en la mente que estipula que debemos hacer una defensa alrededor del techo de un hogar nuevo.

En Cabalá y Jasidut aprendemos que este mandamiento de proteger activamente la vida es uno de los pensamientos centrales y originales que hay detrás de la tradición oral de la Torá. Alude al origen y al propósito de la Torá Oral, que es el de crear una cerca alrededor de la Torá Escrita y protegerla de los peligros espirituales que llevan a la trasgresión de sus mandamientos. 

El Cerco alrededor del Techo

Cuando ascendemos en nuestra conciencia hasta el punto más elevado, el “techo” de una idea o experiencia y alcanzamos su clímax o epítome, es precisamente allí donde yace el peligro. Por eso, la primera enseñanza de la primera mishná de la Torá Oral es la de hacer una “cerca” (siag) alrededor de la Torá. Si uno no tiene una defensa en el punto más alto de su nueva casa –su nueva conciencia y su nueva dimensión mesiánica de la Torá- tendrá una propensión a caer. 

Las Chispas Caídas

La palabra en nuestro versículo (que es parte de la Torá escrita) para “verja” es maaké, mientras que en la primera mishná de la Torá Oral es siag. Sus respectivos valores numéricos son 215 y 73, que hacen un total de 288, uno de los números más importantes en cabalá. Es la cantidad de chispas que cayeron en la creación después de que Di-s creó mundos inestables, de alta energía, que colapsaron. Estas 288 chispas dispersas en la realidad fueron atrapadas en ella y ocultadas. El propósito del descenso de nuestras almas al mundo es redimirlas y cuando esto sea llevado a cabo la redención será inminente. 

Cerca Matemática

El número 288 es un cuadrado doble, 2 veces 12 al cuadrado, por lo que el promedio de las palabras maaké y siag es 12 al cuadrado, 144. Sus letras iniciales son mem-samej, 40 más 60, que suman 100, o sea 10 al cuadrado. Vemos entonces que las dos palabras hacen una linda pareja.

Si calculamos los triángulos de 215 y 73, llegaremos a otro fascinante fenómeno. El triángulo de un número es la suma de todos los números desde el 1 hasta dicho número inclusive. Por ejemplo, el triángulo de 3 es 1 más 2 más 3, igual a 6.

El triángulo de 215 es 23.220; el de 73 es 2701, obteniéndose la suma de 25.921. Este es un cuadrado perfecto, 161 al cuadrado. Este es otro número importante en cabalá, el valor numérico del Nombre Divino de Di-s que representa la tevuná, la facultad de construir una casa nueva, como ya se explicó. Tevuná es la fuerza espiritual que crea las condiciones en las cuales la nueva dimensión de la Torá es revelada (la nueva casa). Esa nueva dimensión tiene un techo que es su cúspide, su cenit. Cuando la nueva conciencia de la Torá alcanza la cima, necesita tener una defensa que la proteja.

Electrum

Aunque nuestra meditación está basada en una imagen de la porción de la Torá y está embellecida por las asociaciones matemáticas, su objetivo más importante es ayudarnos a servir mejor a Di-s. Exploremos la imagen del cerco en nuestro servicio Divino.

En cabalá, la verja simboliza un campo de luz que nos protege de caer, tanto espiritual como físicamente. Esta luz es llamada jashmal (en hebreo moderno jashmal significa “electricidad”). Esta palabra aparece en la Biblia sólo en el libro de Ezequiel (cap. 1), en la visión de la carroza Divina, la parte de la Biblia más mística y misteriosa. El significado de jeshmal en Ezequiel es la luz del electrum, un cierto color de luz asociado con la electricidad. (El Talmud cuenta acerca de un niño muy espiritual que cierta vez jugaba con jashmal, se electrificó y murió.) Esta luz puede ser peligrosa, pero en nuestro contexto representa el secreto de la verja que protege a la persona en el techo. 

La Verja Eléctrica

El Baal Shem Tov enseña que el secreto de jeshmal es el de una valla eléctrica alrededor del techo. Explica que en nuestro servicio a Di-s, jeshmal representa el proceso de tres etapas de sumisión, separación y dulcificación.

Sumisión es en un estado de humildad existencial, seguido por la separación, la capacidad del alma de separar claramente entre las energías positivas y negativas.

La etapa final de este proceso es endulzar, en la cual recuperamos algunas de las energías negativas transformándolas en positivas, transformando lo negativo en bondad dulcificada.

Este servicio espiritual es el secreto del cerco. Este asegura que podamos retener la conciencia de comenzar cada momento a nuevo con sumisión y luego progresar a la separación y la dulcificación.

Esta conciencia es particularmente crucial durante nuestras “altas” espirituales, cuando experimentamos los poderes mesiánicos con los cuales Di-s nos ha dotado.

El regalo de estos poderes mesiánicos nos hace responsables de nuestro medio ambiente.

Cuando comenzamos con sumisión todo lo que hacemos, estamos protegidos en el techo de nuestros esfuerzos espirituales. En este estado de humildad, podemos dirigirnos a nuestro entorno tal como el Mashíaj, diciendo “Humildes, el tiempo de vuestra redención ha llegado”. La redención de las 288 chispas, el maaké y el siag

¿Quién es el que cae?

La Torá nos ordena poner una defensa alrededor del techo, agregando la inusual frase “Para evitar que se caiga el ‘caedor'”. Explican nuestros sabios que “caedor” es el que es propenso a caer, y su quintaesencia son las 288 chispas caídas, que están en un estado de caída existencial desde el comienzo de la creación. El mandamiento de la verja y su poder es el de elevar y redimir aquellas chispas caídas.

Esta es la directiva más importante que tenemos que cumplir. Cuando nos identificamos fuertemente con la tradición oral de la Torá, la compañera de la Torá Escrita, creamos un hogar completo, con un basamento y un techo. Cuando agregamos la cerca electrificada de la sumisión, la separación y la dulcificación, preparamos el camino para que la conciencia mesiánica redima a las 288 chispas caídas y subsecuentemente al mundo entero.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *