Parte 11  Luz y Oscuridad

Como dijimos, hablar es el instrumento más efectivo que se puede usar para curar las dolencias psicológicas de una persona. Por otro lado, también hemos observado que hay situaciones que requieren del silencio. El acto de expresarse saca a la luz de la mente conciente, sentimientos y emociones que de otra manera podrían quedar ocultos en el subconciente. Sin embargo, hacer hablar al subconciente no es un cuestión simple, y se debe tener un cuidado especial cuando se insita a revelar sus secretos. Por otro lado, los efectos de hacer esto pueden ser perjudiciales más que saludables.

En el simbolismo de la Tora, la mente subconciente es considerada oscuridad, y la mente conciente luz. Así esta narrado que “en el comienzo la tierra era informe y vacía, y la oscuridad se cernía sobre la faz del abismo, y el espiritu de Di-s merodeaba sobre las aguas. Y Di-s dijo: sea la luz! y hubo luz. (Genesis 1:2-3.)”. La tierra simboliza el alma del hombre que descendió para entrar y dar vida al cuerpo (en su forma prístina y separada del cuerpo, es simbolizada por los cielos). Las tres descripciones de la tierra primordial: informe, vacía y oscura, simboliza los tres componentes de la mente subconciente: fe, placer y voluntad. El espíritu de Di-s revoloteando sobre las aguas simboliza el nivel intermedio de conciencia entre las mentes conciente y subconciente (preconciencia en terminos psicologicos), que ronda entre la oscuridad del subconciente y la revelación de la mente conciente.

La revelacion de los secretos de la mente subconciente se produce a través de la palabra: “Y dijo Di-s: Sea la luz”. El propósito del servicio Divino en general y en la terapia psicológica en particular es permitir que brille la luz de la conciencia más y más sobre la oscuridad del subconciente. Cuanto más secretos ocultos de las regiones oscuras de la mente se sacan a la luz, más se pueden elevar al reino de la santidad. Cuando la persona tiene más éxito en exponer y rectificar su lado oscuro, entonces estará menos mortificado por los pensamientos invasivos y urgencias que afloran involuntariamente de allí. Este estado de estar liberado verdaderamente del propio yo inferior y no rectificado, es el que se persigue con las técnicas terapéuticas prescriptas por el pensamiento jasídico. Al estar destrabado del mal, el bien creativo que se encuentra en el hombre ahora podrá brillar, y su exclusiva expresión de Divinidad impactará con óptima efectividad sobre la realidad.

En el simbolismo de la Torá, los deseos primarios de la mente subconciente que influencian temporariamente sobre la psiquis están representados por las siete naciones paganas canaanitas que ocuparon la tierra de Israel antes de que entre el pueblo Judío. Entonces le es ordenado a la nación judía erradicar de la Tierra Santa a estas naciones y su cultura idólatra; esto simboliza la erradicación del mal de la psiquis a través de los medios terapéuticos que estamos describiendo.

En el conflicto entre la luz y la oscuridad, la luz triunfa por propia naturaleza. Si una poca de luz discipa mucha oscuridad, cuánto más entonces, mucha luz la dispersa completamente y toma su lugar como legítimo heredero de la mente de la persona.

En la visión profética de la carroza Divina de la que dá testimonio el profeta Ezequiel, se alude a la dualidad luz – oscuridad en la psiquis del hombre. Esta visión, que se encuentra en el primer capítulo del libro escrito por este profeta, es considerada el pasaje más oscuro y místico de la Biblia. En él, Ezequiel describe cómo se abren los cielos: “y vi visiones de Di-s. Y vi, y presencie un viento tormentoso aparecer del norte. Una gran nube, y un fuego relampagueante, y un resplandor rodeándolo, y de en medio él, de en medio del fuego, había algo como el jashmal” (Ezekiel 1:4.) La palabra jashmal aparece en la Biblia sólo en el contexto de esta visión, y es interpretada por la tradición como un tipo de luz o energía, que también es personificada como un tipo específico de ángel. Esta palabra es tomada como compuesta de dos palabras: silencio (jash) y hablar (mal); de aquí que se dice de estos angeles que a veces están en silencio y a veces hablan.De esta manera, la interacción dinámica entre silencio y habla es una parte integral del proceso de revelación Divina, y el uso apropiado del habla es esencial para la cura de las partes enfermas del alma.

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