PARTE 30  LOS ORÍGENES DE LA ENFERMEDAD

Los Tres Focos del Miedo

Los orígenes de la enfermedad pueden ser rastreados en los tres focos de miedo o traumas centrales en la psique humana, que de acuerdo al Talmud están simbolizados por el lobo, el león y la serpiente. En la conciencia colectiva del pueblo judío el miedo se focaliza en el miedo del exilio, el estado comunitario de enfermedad, como ya se ha explicado en extenso. El Talmud compara los tres exilios principales del pueblo judío –de Egipto, Babilonia y el actual de Edom- a una persona atacada por un lobo, un león y una serpiente respectivamente.

Un hombre realizaba un viaje, lo atacó un lobo, pero escapó ileso. Al continuar con su viaje, narraba la historia del lobo cuando lo atacó un león y escapó ileso. Continuando con su viaje, narraba la historia del león cuando lo atacó una serpiente y escapó ileso. Entonces se olvidó de los dos primeros ataques y contó sólo la historia de la serpiente.
Así es con Israel: las nuevas dificultades le hacen olvidar las pasadas.

Aunque todos estos miedos son en definitiva el miedo a la muerte, cada uno le teme desde otro “ángulo” particular. El primero, el miedo al lobo, es asociado con la violación o con cualquier forma de molestia sexual. En el desierto, el pueblo judío sucumbió a la tentación sexual de la mujer moabita y fue castigado con una plaga que cobró 24.000 vidas. Aquí llegó a su ápice la mala inclinación de la lujuria sexual. Nos enseña la Torá que el castigo Divino refleja la naturaleza del pecado. Nuestros sabios comparan el castigo del pecado a un lobo entrando y devorando un rebaño de ovejas, asociando explícitamente la imagen del lobo con la “prostitución”.

Podemos entender de aquí que la lujuria sexual, como así también el miedo al abuso sexual, se relaciona con la imagen del lobo (amenazando a la oveja).

El miedo a la violación alude en un sentido más amplio a cualquier invasión compulsiva de algo ajeno a uno mismo. Este miedo de otro forzando, imponiéndose sobre uno mismo existe a todo nivel, física y psicológicamente. Aunque en principio es una manifestación femenina de miedo, el temor al lobo y todas sus implicancias, también pueden manifestarse en el hombre, este también puede tener un cierto grado de miedo a la violación. El rótulo de femenino a este miedo sólo se refiere a que es predominante y más pronunciado en la mujer. Por último, la asociación del lobo con el violador no está restringida sólo al Talmud, también se puede encontrar en los medios modernos.

El león se vincula con el temor primario a la muerte. Una persona que se enfrenta al ataque de un león sentirá un pánico intenso en su corazón, temiendo que vaya a ser devorado.

La serpiente representa el miedo a la demencia por cuanto que su veneno se dirige directamente al cerebro. Encontramos que la locura (transitoria) es la causa de todos los pecados –extraviando la mente o perdiendo la atención sobre nuestros actos se abre la posibilidad al pecado, ya que si la persona hubiera sabido verdaderamente lo que iba a hacer, si se hubiera percatado de las implicancias y las consecuencias de sus actos, nunca hubiera pecado. En las palabras de nuestros sabios: “nadie comete un pecado a menos que haya sido afectado por una locura temporaria [literalmente ‘un espíritu de necedad’]”.

Esto es aludido en el pasaje talmúdico referido arriba, en el que durante el viaje el hombre olvida sus traumas anteriores sólo cuando fue atacado por la serpiente (notar que no dice que olvidó la historia del lobo cuando fue atacado por el león), sólo el trauma de la serpiente afecta directamente la mente al extremo de que son borradas sus impresiones anteriores.

En resumen:

serpienteMiedo a la locura
leónMiedo a la muerte
loboMiedo a la violación

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